Sobre D. Quijote y Sancho Panza

(Otra charla de Douce y el Náufrago)

- Mira, Douce, no sé de qué manera, poco a poco, te has ido apoderando de este blog. Bueno, creo que sí lo sé, te cuento mi impresión. Tú eres la única que puedes sacar a tu amo de esa tendencia masoquista de escuchar las trifulcas que se traen unos y otros que ya aburren hasta a los sapos, suponiendo que el sapo sea un anuro divertido, porque yo le veo siempre serio. Creo que hablando contigo me relajo, me hago más humano y no destilo mal humor, malas leches y todos esos efectos que esos individuos que tú conoces crean, todo el día insultándose y crispando al personal. Así que nos olvidamos de ellos y charlamos tú y yo de muchas cosas: “A las aladas almas de las rosas / del almendro de nata te requiero / que tenemos que hablar de muchas cosas / compañera del alma, compañera.”

Te he prometido contarte algo que leí hace muy poco, mientras me dedicaba también a curarme con el humor de D. Quijote y Sancho. Revisando los consejos que el Hidalgo le daba a Sancho antes de empezar a gobernar en “Barataria”. Te voy a transcribir un texto , escrito por una experta cervantina, rumana a juzgar por su nombre y apellido. Es un fragmento de la carta que escribió a D. Quijote y Sancho Panza. Al leerla, y salvando las distancias, he pensado que tú y yo , en nuestras charlas y a nuestro modo, hacemos algo parecido, nos completamos, nos entendemos bastante bien y aprendemos el uno del otro. Tú me has enseñado muchas cosas, Douce, más quizá de las que yo te he podido enseñar a ti y me has aportado serenidad, sensatez, y sobre todo mucho cariño. Así que dedicada a ti y a mí te copio parte de esta carta a los dos manchegos. La carta empieza así:

“Queridos míos Don Quijote y Sancho”: ( Hay una introducción que nos saltamos y luego dice, dirigiéndose a Sancho)

Oh, Sancho, ¿quién te habrá alumbrado para decir estas palabras con tanta claridad, con tanta seguridad, con tanta firmeza, poniendo tu vida por en medio? Tu intuición, tu corazón limpio, tu misma sencillez y sabiduría, que tu amo - queriendo o sin querer, sabiendo o sin saber- te fue sacando a flote en vuestro andar juntos. En aquel andar de soñador, él, y hombre apegado a la tierra, tú, de loco, él, y sabio tú, de maestro, él, y aprendiz, tú. Y al revés. Porque tú también le enseñaste - sabiendo o sin saber, queriendo o sin querer- mucho a tu amo.

Los dos aprendieron, los dos se descubrieron a sí mismo, los dos cambiaron. Los dos se humanizaron. Tú, al descubrir tu gran capacidad de soñar, de creer en lo ideal, de tener fe. Él, al saber que el Alonso Quijano el Bueno que llevaba dentro no necesitaba de Don Quijote de la Mancha para cumplir con su deber de hombre, criatura de Dios. Tú aprendiste a ascender, él a bajar, tú a elevarte, él a humillarse. Los dos aprendisteis a ser hombres. Seres humanos con chispa divina. Hombres buenos. Tal como tú dices y como el también reconoce, instantes antes de morir, al decir aquello de que ya yo no soy Don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de “bueno”.


- Verás , querido Quijote ¿o tú eres Sancho? Seas quien seas, y sea yo quien sea también, que poco importa, lo que mi entendimiento de perrita ha sacado de esta carta – te advierto que a mí las literaturas me sobrepasan – es que los dos nos ayudamos y yo te saco de ese mundo loco que vivís los humanos con mi compañía fiel y callada, a cambio de un poquito de cariño. Porque me da la impresión de que lo que más aprecias de mí es que no protesto, escucho tus tonterías , soporto las que haces, te llevo sin que te des cuenta porque tú eres muy tuyo y reaccionas mal cuando alguien se empeña en decirte: “Tienes que hacer esto , por narices!” Yo consigo que lo hagas pero de otra manera y esa virtud , entérate, sólo la tenemos las hembras y las perritas. ¿Enterado?

- Nada tengo que añadir, querido Sancho. Quedo enterado.
-------------------------------
Referencia: "Revista Hispano Cubana" nº 22 Ileana Bucurienciu


To dream ... the impossible dream ...
To fight ... the unbeatable foe ...
To bear ... with unbearable sorrow ...
To run ... where the brave dare not go ...
To right ... the unrightable wrong ...
To love ... pure and chaste from afar ...
To try ... when your arms are too weary ...
To reach ... the unreachable star ...

This is my quest, to follow that star ...
No matter how hopeless, no matter how far ...

Comentarios

Entradas populares