Usted, ¿Qué leche quiere?

UNA SITUACIÓN EMBARAZOSA

Pues resulta que el Náufrago está de Rodríguez. Alguno se preguntará: A) "¿Y a mí qué coño me importa? B) :"¿Pero eso de los Rodríguez, no es cosa de verano?" C): "Este Náufrago está todavía en la prehistoria, por no decir en el pleistoceno, que no sé lo que es, pero que suena a más antiguo. Los Rodríguez ya no existen, ahora se llaman ‘las’ Martínez que son las que envían a los maridos con los niños a la playa , mientras ella se va a una Convención de no sé qué a Punta Cana con el Jefe."

Bueno, a lo que íbamos. Le han dejado solo en casa, con una lista de recomendaciones que podría llenar un tomo de varias páginas - formato A 4 - que piensa saltarse a la torera. La basura la bajará cuando quiera, o cuando se hayan terminado esas bolsas negras. El lavavajillas lo pondrá en caso extremo. Además prefiere lavarse los platos, las cucharas, los vasos, o el cucharón, antes de averiguar qué botón hay que apretar para que empiece a funcionar ese cacharro. Durante el período rodreguil las camisas, las camisetas, calcetines y demás prendas de uso estirarán su fecha de caducidad hasta que Douce, la perra, empiece a torcer la trufa más de la cuenta.

Estar de Rodríguez también reserva momentos de sorpresas y favorece la autoestima. Por ejemplo, esta misma mañana. Es domingo, son las once. Suena el timbre de la puerta. El Náufrago se pregunta quién puede ser, porque los domingos no hay cartero que es uno de los que suele llamar dos o tres veces, el conserje tampoco, por las mismas razones. Quizá sea alguna vecina, que venga a preguntar cualquier cosa referente a la casa y no sepa que él no es el más indicado para dar una respuesta al respecto porque hace varios años que no acude a las confabulaciones comunitarias…

Abre, y un joven con cara de apurado se presenta. “Soy el vecino de al lado”. El Náufrago , ni le conoce, porque en la casa de al lado las vecinas y vecinos varían cada cierto tiempo. Sigamos con el ‘vecino con cara de apurado’. Que empieza excusándose.

- "Perdona, ya sé que no es normal, pero es que me he levantado y no tengo leche, y ahora no hay nada abierto por aquí cerca…", farfulla algo cortado

El Náufrago que sólo recuerda de estas cosas que lo normal es que los vecinos o las vecinas solieran venir a pedir sal, aceite, un huevo o unas hojitas de peregil, no sabía que también se puede venir a pedir leche. Mientras el Náufrago trataba de ‘procesar’ la información láctea, el joven que seguía sintiéndose un poco cortado ante su falta de leche seguía diciendo:

- … "Si es necesario te la pago, o en cuanto pueda te la devuelvo".

El Náufrago que comprende muy bien estos apuros – él se hubiera quedado sin desayunar antes de una decisión de ese tipo – quiere quitarle importancia al asunto y dice al vecino que no importa, que no hace falta que reponga, ni mucho menos pague el servicio. Entra, coge un paquete, pack o cómo se llame - ni siquiera sabe qué denominación hay que dar a este formato – antes se decía ‘blanco y en botella’, pero ya hace tiempo que la leche no se embotella . Le da el susodicho recipiente y se excusa a su vez:

-"Perdona, es desnatada."

El joven, que también tiene ganas de terminar esta transación poco ‘masculina’, suelta un ‘no importa’, coge el ‘tetra’ y entra en su casa.

El Náufrago se queda filosofando un rato sobre esta ‘vergüenza’ masculina de dejar al descubierto su despiste, tener que llamar a una casa y toparte con alguien que no conoces… ¡Y además es un tío! A lo mejor, si hubiera sido una mujer, habría comprendido más femeninamente el ‘descuido’. Por su parte piensa que si hubiera sido una mujer –menos probable la falta de previsión – la ‘despistada’, habría hecho la petición con más normalidad y sin tanto apuro. También el Náufrago se habría sentido más ‘orgulloso’ de haber podido prestarle ese servicio. Pero era otro ‘hombre’ y eso les hacía sentirse a los dos más ‘raros’, juzgando la situación como algo considerado femenino.

(Ahora, las posibles lectoras, pueden tildar de ‘machista’ el comentario, porque casi lo he hecho adrede)

Comentarios

Meritxell2000 ha dicho que…
Cuánto apuro, con lo fácil que es socorrer al vecino. Vamos, si sólo te pide un cartón de leche y no te hace la lista de la compra y te la suelta en el descansillo, como le pasó a la vecina del extraterrestre en el divertidísimo episodio de "Sin noticias de Gurb" de Mendonza. Me estaba creyendo que iba a empezar con la leche y seguiría con todo lo demás, que los hay "necesitados": "-un paquete de galletas "Fontaneda", café "Marcilla", a ser posible, y azúcar morena, por favor. Y luego paso a por otros pequeños olvidos cuando los vaya echando de menos, please"-.

No hay como tener buenos vecinos al lado de uno para ser feliz.

Saludos.

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