Sobre lenguas y discriminaciones

A veces el Náufrago lee cosas que le parecen de sentido común, si alguna vez éste fue el más 'común de los sentidos'. En los tiempos que corren, en determinadas esferas, está probado que ese sentido ha desaparecido y que los responsables andan enredados en otras batallas más 'interesantes', para los 'interesados', por supuesto.

Para repasarlo de vez en cuando, y por si a alguno le interesa, transcribo aquí uno de los artículos que aparecen en un suplemento cultural agrupados bajo el título común de : "Escritos en CATALUÑA". Escriben cinco filósofos conocedores del tema: Eugenio Trías, Manuel Cruz, Adela Cortina, Rafael Argullol y Jacobo Muñoz.

Todos los textos me parecen interesantes, pero he escogido el más breve y al mismo tiempo el que, al parecer del Náufrago, da cuenta con más claridad y sencillez de la cuestión de que se trata:" refundar el catalanismo"


SEÑAS DE IDENTIDAD MALTRATADA


Vivir el pluralismo es uno de los retos mas difíciles de las sociedades democráticas: el político, el moral y el religioso, pero también el pluralismo lingüístico. La tendencia a construir un modelo de "ciudadanía simple", que anule todas las diferencias para no tener que tomarse la molestia de andar articulándolas, se traduce, en el último caso, en el afán totalitario de acabar con lenguas realmente habladas en una comunidad y en imponer una lengua única. Una agresión semejante reduce la riqueza real-¡qué duda cabe!-, pero sobre todo violenta a las personas que quieren hablar las lenguas perseguidas.

"Esto es lo que pasó en la etapa franquista con el castellano" -se dirá. Y es cierto. Pero es que a ese tiempo se le llama "dictadura" en todos los libros de historia, y ahora parece que deberíamos estar en otra cosa muy diferente, no en practicar una nueva dictadura, pero en sentido contrario. Parece que deberíamos tratar de organizar una "ciudadanía compleja", también en lo lingüístico, capaz de articular las diferencias legítimas en las comunidades en que realmente se habla mas de una lengua.

¿Cómo? Los documentos oficiales deberán expresarse en las dos lenguas, las escuelas tendrán que propiciar la posibilidad de educarse en ambas, las organizaciones privadas deberían expresarse en la lengua que cada cual elija, y la obligación de todos sena la de tener un "dominio pasivo" de la otra lengua y usar la que libremente quiera. No es nada difícil, hay cosas que lo son mucho más. Pero ocurre que en España no se debaten los problemas reales (si hay gente bajo el umbral de pobreza, si muchas familias no llegan a fin de mes, si aumenta el paro, si un buen número de inmigrantes vive junto al río), sino los pseudo-ideológicos, esos que se pueden manipular desde las emociones, sin necesidad de argumentar.

Desde ese empeño manipulador las lenguas dejan de ser instrumentos de comunicación para convertirse exclusivamente en señas de identidad, y además en señas de identidad maltratada, con afán de revancha. No se trata entonces sólo de "discriminación positiva", de apoyar a la lengua preterida durante largo tiempo, sino de machacar a la contraria y que no quede rastro de ella.

Es una lástima que los defensores de la lengua única, dictadores de hecho en una democracia de derecho, no piensen en los niños y jóvenes que podrían hablar también una lengua que les une con toda la América de habla hispana. Una lengua que no es, como el inglés, la de los poderosos, la de los congresos internacionales y las revistas de referencia, sino la de pueblos en desarrollo, a los que la historia nos ha unido entrañablemente, y con los que tanto podemos y debemos hacer.

"El Cultural" 11-17 de octubre de 2007
www.elcultural.es

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