PALABRAS: Bienvenidas a casa

En esta isla se recibe con satisfacción que los ilustres académicos encargados de limpiar, fijar y dar esplendor a este idioma que comparten 400 millones de hispanohablantes - ojo avizor- vayan engrosando nuestro acervo lingüístico con las palabras que usa el pueblo, a un lado y otro del océano. El idioma es algo vivo que construimos , día a día, todos los parlantes.

Y si se usan expresiones como “vender la burra”, es que saben muy bien cómo los políticos y otros prestidigitadores del lenguaje, tratan de endosarle el muerto al personal, a poco que se descuide. Hay “animales políticos’ que, Boggno, como no espabiles, te engatusan con su manchega vegggbogea. Conocer la diferencia entre ‘modernez’ y ‘modernidad’ nos permite ver claramente la diferencia que hay entre la Z de Zapatero y la D de decencia torera.

Gracias al 'placet' de los señores académicos ya sabemos que no todos los “animales de bellota” andan trotando por las dehesas dedicados a la montanera. También se ceba esa especie animal, en los bares, en los estadios, en el metro, en la calle, hasta en la propia casa . Ahora también, gracias a los vigilantes de la Lengua, podemos decir estoy ‘neura’ sin que nadie nos mire de forma sospechosa, o haya que recurrir, ipso facto, a la camisa de fuerza. La Lengua, cuando es expresión clara de conceptos y emociones, sirve hasta para liberar de absurdos complejos, porque no sólo los coches o las motos pueden ya ‘perder aceite’, también el ser humano deja rastro de su condición o manera de ser. Del mismo modo, los préstamos linguísticos tomados de otro idioma pueden dar fe, con precisión, de aquel que las recibe todas en el mismo carrillo, corre con todos los gastos en cualquier ronda de chiquitos, o sea, el ‘paganini’ en el club de los listillos.

Hay otros términos recientemente incorporado ‘corpus linguae’, hasta 4.618 modificaciones que desde junio de 2004 hasta diciembre de 2006 y que a partir del martes pueden consultarse en el DRAE. Bienvenidos sean casa.

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