¡Más madera, es la Guerra!

Alguna vez quise explicarme el mundo
pero el mundo era tan inexplicable
que le dejé el trabajo a los expertos
filósofos profetas sacerdotes
entendidos en ésta y otras vidas

yo mientras tanto permanezco inmóvil
en mi sala de espera viendo pájaros
y palomas y algunas golondrinas
no sé si son las mismas o son otras
pero le vienen bien a mi paciencia…


Mario BENEDETTI


2 de febrero de 2007, el periódico francés Le Figaro escribe: “Une nouvelle mort endeuille les salariés du technocentre de Renault à Guyancourt (Yvelines)”. Se llamaba Raymond D. había dejado una nota para su mujer y su hijo que estaban de vacaciones, aprovechando la pausa de la ‘mi-février’ en las escuelas francesas: “No me siento capaz de hacer ese nuevo trabajo, me resulta demasiado difícil soportarlo”. Acababa de ser ascencido a un puesto de responsabilidad en el centro de tecnología (Technocentre) que la multinacional francesa tiene en la ‘banlieue’ oeste, a 20 kilómetros de Paris. Había decidido poner fin a su vida enrollando un cinturón alrededor del cuello.

Era el tercer suicidio que tenía lugar en el mismo centro en cinco meses. El 20 de octubre del año anterior, un ingeniero informático se había arrojado de un quinto piso del mismo centro, donde trabajan más de 12.500 empleados. Mientras la dirección se desentendía del problema atribuyéndolo a “problemas personales”, el Comité de empresa afirmaba que “el clima ansiógeno que reina en la empresa” no era ajeno a estos hechos.

Un estudio realizado por médicos, sociólogos y expertos en ergonomía del Ministerio de Trabajo entre los meses de julio y septiembre de este año revela, que el 75% de los empleados que han respondido al cuestionario han declarado haber trabajado más de 9 a 12 horas diarias. En el cuestionario figuraba preguntas como:

  • ¿Cuántas horas trabaja al día?

  • Las personas con las que trabaja, ¿son agradables?

  • ¿Tengo libertad para decidir cómo realizo mi trabajo?

  • ¿Dispongo de tiempo suficiente para hacerlo?

Las preguntas pueden sonar ingenuas, cándidas, tal y como esta el asunto laboral. Pero la reflexión se impone sobre cómo está montado el tinglado ‘competitivo’, donde el individuo no es más que una ‘cosa’ que forma parte de un engranaje infernal.

Mientras estas cosas suceden en este ‘megacentro’, en las ‘alturas’ la cosa se acelera: “Teníamos un ritmo histórico de 4 modelos de coche nuevo por año. Hoy, el ritmo es de ocho por año”, declaró, ufano, el director Michel Balthazard, con motivo de una visita reciente al Tecnocentro. Por su parte el PDG Carlos Ghosn ha prometido 26 modelos en el “Contrato Renault 2009” lanzado en 2006. “Seis ya han salido, comprendiendo el Laguna III. Los equipos han sido reforzados y las nuevas herramientas informáticas nos hacen ganar tiempo.” Don Balthazard “no ha notado malestar aunque haya habido períodos fuertemente sobrecargados”. Quizá los empleados han podido sentirse “ansiosos en relación con su capacidad de lograr el nivel de calidad requerido”.

¡Qué importa una 'ansiedad' más o menos si la empresa marcha! “ ¡Más madera, es la guerra!"

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Las empresas las conforman personas, no cosas o números, como creen algunos altos directivos.
Si el líder sabe implicarse y formar parte de su equipo, puede inferir un ritmo endiablado que lleven a los resultados deseados por la empresa. Pero si va de "director moscacojonera", se cree reyezuelo en su reino de taifas y solo echa una mano para apretar el cuello de alguien, lo normal es que antes o despues llegue el malestar y el estrepitoso fracaso. Lo malo es que se suele llevar injustamente a alguno por delante.
Anónimo ha dicho que…
No parece que sea fácil encontrar muchos ejemplares de los primeros . Si te toca es una verdadera lotería.

Es más frecuente encontrar especímenes del tipo número 2. Entonces, la verdad, no sabes a qué santo encomendarte para que su incompetencia no te lleve por delante.

Dios nos coja 'confesaos', o en su defecto, que nos dé el 'aguante' necesario.

Bonsoir, Bonne nuit!

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