Un país ‘normal’, con huelgas y divorcios.

Pues que quieren que les diga, al Náufrago le gustaría, a veces, vivir en un país ‘normal’. Es decir con sus huelgas por razones salariales, profesionales, con Presidentes que se divorcian, porque desde hace tiempo que las relaciones con su pareja no funcionan o una mujer del Presidente que es rebelde, y que además de tener problema con su marido, por muy Presidente que éste sea, no le va nada eso de ser “Primera Dama o Dona” por decreto.

Eso es lo que veía esta noche en el telediario francés de la tarde. Un país sin trenes, sin transportes urbanos, con ciudadanos protestando en la calle por defender lo que consideran ‘derechos’ justamente adquiridos, con otros desplazándose al trabajo en bicicleta o esperando a uno de los dos TGV entre París y Marsella. Mientras tanto, su Presidente aguantando el chaparrón en Lisboa, defendiendo los intereses de su país y Cecilia lamiéndose en silencio, pero orgullosa, el fracaso de una relación.

Nada de palabrería, de rizar el rizo, de recovecos y mensajes indescifrables. Quince palabras y el asunto arreglado:

«Cécilia et Nicolas Sarkozy annoncent leur séparation par consentement mutuel. Ils ne feront aucun commentaire».

Pues el Náufrago tampoco tiene que añadir ningún otro comentario. Bueno, sí, que le gustaría vivir en un país que tiene problemas reales y no los que nos montamos aquí, nosotros solitos. Aquí ya no hay ‘huelgas’, tampoco hay presidentes que se divorcien, pero hay un cabreo sordo que nadie sabe cómo poder expresarlo. Tampoco hay mensajes que en 15 palabras, o alguna más, explique claramente cuáles son nuestros problemas reales. Nosotros necesitamos enredar tanto la madeja y revolver tanto las cosas que ya ni siquiera sabemos a qué estamos jugando

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