Un paseo por la calle de la vida

Pasear por el centro de la ciudad es tomar un poco el pulso que late en ella, el pulso de la vida. Gentes que pasean solas, en pareja, acompañadas de un perro o charlan en grupo en torno a una farola. Es verlas descansar en los bancos que marcan el trazado de las alamedas, o los que en torno a una plaza acogen el sosiego de los jubilados viendo pasar a la gente, sintiendo pasar la vida, mientras piensan en la propia apoyada en su bastón o cubriendo su cabeza con la visera que les protege del frío mañanero o del sol del mediodía.

Pasear por el centro de la ciudad es asistir a una obra de teatro abierta a todo el público que le interese el espectáculo: la mujer que cubierta con su sari, canta y toca el khol indio colocado entre sus piernas, mientras va desgranando su salmodia. Al lado , sentada en la peana de la farola una anciana encorba su cuerpo con dificultades, para atar su calzado, mientras una joven coge en brazos a su caniche para mostrárselo a su amiga y el can recibe regocijado las caricias que ambas le prodigan.

Pasear por la ciudad, sin prisas, simplemente por el placer de darse un baño de vida, es ver a los que desde las mesas de las terrazas, observan a los paseantes mientras beben su café, toman su helado , o apuran su cerveza.

Pasear por la ciudad es cruzarse con compañeros y amigos de regreso a su casa después de haber dado las clases de la mañana y es hablar del tema eterno, el único tema: lo difícil que se está volviendo esta tarea de enseñar, pensar cuánto tiempo le queda para descansar de un trabajo que emprendió con entusiasmo y se ha ido apagando carcomido más que por el tiempo, por los ‘tiempos’ que corren. Es volver a la pregunta sin respuesta . ¿Somos nosotros los que nos alejamos de la Escuela o es ella la que cada vez más se aleja y se aleja?

Pasear por la ciudad, sin prisa, con los ojos y el corazón abiertos, es recibir la lección que no se imparte en ninguna otra parte, que no se lee en ningún libro, que nadie puede mostrar en su infinita variedad, en ninguna pantalla. Es la vida que cada cual siente a su modo, a su modo interpreta, siente a su modo , a su modo cuenta. Es codearse con la indigencia, la ilusión, la prisa, la impaciencia, la resignación, la ausencia, el desdén, la altanería, las voces al vacío, las manos que se tienden, la indiferencia que pasa, la soledad a secas, la soledad en compañía .

Comentarios

Entradas populares