Charlatanes de antaño y de hogaño

Conozco a alguien que prefiere oír, leer a gente que le parece que tiene algo interesante que contarle, antes que asistir o escuchar el putiferio que se arma en mítines, tertulias radiofónicas o televisadas en directo. Me decía que le recordaban los charlatanes de su infancia que le encandilaban de tal manera que hacían que se olvidara incluso del ‘recado’ al que le habían enviado. Me contaba que se quedaba arrobado ante aquella verborrea y se hacía un hueco entre la gente mayor para escuchar aquellos discursos en la primera fila. Estaba realmente fascinado por aquel torrente de palabras, gestos, humoradas, vendiendo el crecepelo mágico, el producto milagroso, o cualquier cacharro que acabaría con las penas del trabajo de las amas de casa.

“ Y este producto maravilloso, no lo vendo ni por diez, ni por nueve , ni por ocho... y además, de regalo, y porque es mi último día en esta ‘plaza’, le regalo también... Y digo que ni por siete , ni por seis ... Por 5 pesetas. ¡Oigan un duro! ¿Y qué se puede comprar hoy día por un duro?... Nada.”

Me confesó que alguna vez se había gastado el dinero que le habían dado para comprar, la leche, la carne o el azúcar, para llevar a casa aquel aparatito mágico que resolvería todos los problemas de su madre. Se acordaba de aquellas figuras mágicas y entrañables de su infancia porque en vez de acudir a mítines, oír la radio o ver la tele, se dedicaba últimamente a leer. Me dijo que tenía entre las manos un libro de Fernando Sabater, “La vida eterna”. Le miré, al oír el título, y sonrió.

-Sí, ya sé que suena un poco raro. A viejos tiempos, pero es que los temas viejos, a veces son actuales, porque son de siempre. Pero lo que leía ayer hablaba de mentirosos y charlatanes ... y además de recordarme a mis viejos oradores callejeros, me puso delante de los ojos los nuevos charlatanes porque tampoco este viejo oficio se has extinguido. Hoy no se suben a un cajón, no venden crecepelos para calvos, elixires y polvos mágicos, remedios contra la sífilis, o máquinas de hacer billetes de banco... Hoy te seducen con otras pócimas.Y añadió
No voy a contarte algo que no sepas pero te enseñaré las citas que anoté en el cuaderno donde guardo parte de lo que leo. Mira ésta es de Harry G. Franfurt, a quien no tengo el gusto de... en su libro “On Bullshit” y dime si te suena a algo:

“La charlatanería (bullshit) es inevitable siempre que las circunstancias exige de alguien que hable sin saber de qué está hablando”. ¿Piensas que los que tienen soltar un rollo o dos diarios, en sitios distintos, con necesidades diferentes, saben de lo que hablan?. Pero no queda ahí la cosa, más adelante dice: “ El charlatán no rechaza la autoridad de la verdad, como hace el embustero, ni se opone a ella: No le presta ninguna atención en absoluto. Por ello la charlatanería es peor enemiga de la verdad que la mentira”. El charlatán se despreocupa de la verdad sobre el asunto del que habla. , es más profiere sus pamplinas preocupado sólo por el efecto que causa en los oyentes o por la idea que éstos se pueden hacer de él, añade Sabater.

Pues mira, le dije, esto tiene que ver bastante con lo que un conocido charlatán, Ramonet - murciano creo- decía con pasión de su oficio “ hay que tener una fe ciega en lo que se vende, enaltecerlo de tal manera que él mismo, convencido, convenza al público. Ese es el charlatán”

-¿Te recuerda algo? Le pregunté.

Me sonrió y nos despedimos hasta la siguiente charla.

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