Arenga a los ‘moderados’ y ‘sensatos’

- ¿Y por qué vamos a ser tan ‘estirados’, tan por encima de las masas y multitudes, tan ‘nosotros mismos’, para no consumir las ‘drogas’ que ellos toman? ¿Por qué vamos a prescindir de una buena ración de baño sentimental de multitudes, empapándonos de boleros y guiños pantojiles? ¿Por qué no hemos de llegar al paroxismo del júbilo, el entusiasmo, la euforia , el orgasmo deportivo, cuando nuestro equipo gane en el último segundo, del último minuto del partido? ¿Para qué queremos tanta adrenalina retenida? ¿Por qué no gozar de estas emociones tan primitivas? ¿ Por qué no pasar una mañana estirando el cuello y empujando anímicamente a nuestro ídolo si se queda atrás en la Fórmula 1?

- ¿Todo va a ser reflexiones sesudas - con ese -? ¿Todo la busca esencial del ‘ser y sus circunstancias’? ¿ Cuándo vamos a dar de comer al animal que llevamos dentro, ese que disfruta en los mítines, que se entusiasma oyendo a los líderes carismáticos, que bebe a chorros la doctrina que destilan de esos labios? ¿Qué esperamos para asistir a toda manifestación que se organice, sobre todo si es contra de nuestros ‘adversarios’ políticos? ¿ Por qué no vamos a exaltarnos si ponen en cuestión la ‘honradez’ de nuestros políticos de cabecera? ¿Por qué no acudir con banderas a cualquier cita de nuestros protectores y guías?

- ¿Para qué sirve ser tan racional, tan sensato, tan pesimista y descreído, tan falto de entusiasmo fácil, de fe ciega, de aplauso caluroso y gritos de ¡Viva el Papa!, ¡Hala, Madrid! ¡Visca el Barça! ¡ Presidente, Presidente! ¡Ánimo Alonso! ¡Viva la madre que te parió, Isabel! ¿ Dónde está la sangre, la furia española y demás atributos raciales?

Ya está bien de moderación, de respeto de las opiniones del otro, de contención y buenos modos. ¿Acaso sois candidatos al próximo infarto de miocardio de tanto reprimir vuestras emociones?

“¡ Moderados del país: expresaos, participad en el guirigay nacional, salid a las calles, vociferad, armad el cacao, protestad, sed patriotas. ¡Soltad algún taco, cojones! (Perdonen)”