Sala de espera

En la sala de espera de cualquier médico, uno puede hacer varias cosas además de aburrirse de esperar. Cada cual tiene su forma de 'matar el tiempo' , algo que puede estar mal visto si uno está en la casa de un 'matasanos', porque se puede entender como competencia desleal.

Hay otras actividades , digamos, para entretener a ese niño tan caprichoso y que en una sala de éstas se hace tan laaaargo. Por ejemplo leer un HOLA de 1983, para enterarnos de la actualidad de hoy, porque tampoco hay tanta diferencia. Se puede aprender uno a todos los simposios, reuniones, cursos, cursillitos a los que ha asistido el galeno. Podemos mirar los cuadros que cuelgan algunos de ellos según sus gustos y aficiones. Los hay que te ponen una copia en griego del juramento hipocrático, otros copias de la National Gallery, los hay que montan una exposición con los cuadros de algunos amiguetes pintores que pagan de este modo las intervenciones del doctor. También puede uno traerse el Marca de casa o mirar discretamente las caras de circunstancia de los pacientes pacientes que esperan resignados.

Esta mañana me tocaba visita y me proveí del periódico local y de otro nacional por si las moscas, o por si las esperas fueran largas. Además , tenía enfrente de mí al Delegado del Gobierno Regional que también esperaba - los delegados las prefieren rubias- mientras charlaba con su mujer. Como no me interesaba demasiado el tema familiar , me dediqué a leer varios artículos, entre ellos el escrito hoy por Maite Pagazaurtundúa titulado " Justicia, víctimas, propagnada y circunstancias". Como directamente afectada y dadas las circunstancias por las que atravesamos, hace como siempre que la leo o la escucho, un análisis claro, sereno , pero lleno de sentido común y sentimiento profundo sin histerismos baratos.

El artículo empieza con una cita de Albert Camus en " L'homme révolté".

"Devant ce mal, devant la mort, l’homme au plus profond
de lui-même crie justice. ("L'homme révolté" )

El mal , la muerte gratuita, grita desde lo más profundo del corazón humano un tratamiento justo. Forma parte de esta condición humana 'révoltée' que no espera a 'ulteriores posibles justicias divinas', es la exigencia serena y justa, del corazón herido, si no muerto también. Una justicia independiente de 'políticas tácticas y de la propaganda ambiental', como afirma en su artículo.

Si les interesa, pueden leerlo AQUÍ: Diario Montañés

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