Carta abierta de Douce a los visitantes de esta isla.

Queridos amigos y amigas,

Como habrán observado los más asiduos visitantes de esta isla de naufragios, la becaria, que es una servidora, ha pasado a un segundo por no decir a un último plano. Se diría que el náufrago que la habita la ha inundado de su YO, que, entre otras virtudes, posee la de aburrir hasta las cabras.

Habrán visto que sus ‘entradas’, posts o cómo quieran llamarlas, son cada vez más plúmbeas, abigarradas, de difícil digestión lectora. O sea, que no hay estómago lector que se las trague. En su autosuficiencia ha prescindido de mi asesoramiento temático, estilístico y formal haciendo de su bitácora algo infumable para cualquier cristiano cibernético.

Últimamente le ha salido su vena didáctico-crítica y no hace más que hablar de eso de 'educación para la ciudadanía', que sólo interesa a cuatro que se van a forrar vendiendo libros de texto, a políticos que quieren hacerse notar y dar la nota ético-progre y de paso tocar las pelotas a los reverendos que las tienen muy sensibles.

Una pequeña nota al respecto, ya que estamos. Desde hace millones de años que llevamos conviviendo, humanos y cánidos, sólo ellos han tenido que reformarse a base de guerras, pestes y estacazos para poder aprender a convivir y cada vez lo hacen peor. No hacen más que establecer normas, crear teorías religiosas, filosófica y éticas pero no consiguen entenderse. Nosotros, no hemos tenido que alterar ni una sola de nuestras normas ancestrales. Hemos convivido, sin crear apenas problemas, con el hombre de Atapuerca, con Nefertiti, los Incas de los Andes, los de las polis griegas, los guerreros de las Cruzadas, los de otras Jihads, hasta el homo sapiens brutus del Bronx, de Saint Denis o de Alcobendas, contra los que no tengo nada, pero es que necesitaba referencias más modernas.

Bueno, a lo que iba, queridos leyentes, que ya veo que este individuo me ha contagiado su plúmbea pesadez y me ha hecho olvidar también de lo que tiene que ser un blog legible y compartible, que suscite interés, entretenimiento y participación.

Primero tener claro para qué se ha creado, segundo tener una idea del perfil del posible lector que te visite, en tercer lugar ser ‘auténtico’, no un fantasma. Escribir sobre lo que amas, y no insistir en la crítica, a veces gratuita, ser un poco creíble y no decir tanta gansada, interesarte en lo que escriben otros y comunicárselo, responder a quien se toma la molestia de anotar un comentario. No ser cagaprisas, y sobre todo, sobre todo, divertirte y tratar de divertir a los demás que bastante tienen ya, con aguantar a su jefe, a su suegra, a los niños, al cuñado sabihondo, a los periodistas sabelotodo. Ahhhh! Y a los tíos del Gobierno, a los de la Oposición y a los comentaristas sobre el Gobierno, la Oposicición y los de los pactos de desgobierno.

Con el afecto de una perrita que tiene más paciencia que el santo Job, que no sé muy bien quién es, pero es el primero que me viene a la cabeza.

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