Del 'Orguyo' al exhibicionismo bullanguero

.../..."¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.

¡No haya cuartel! La muerte
mana de vuestros ojos
y agrupa flores grises en la orilla del cieno.
¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Que los confundidos, los puros,
los clásicos, los señalados, los suplicantesos cierren las puertas de la bacanal.

Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.

Oda a Walt Whitman.- Federico García Lorca



No sé quién me manda a mí meterme en estos follones, festejos o gatuperios que se forman en torno a la celebración llamada “ Día o días del Orgullo gay”, cuando podía permanecer callado y estaría mucho más mono. El asunto éste de la homosexualidad, que ha sido tabú, sigue en cierta manera siéndolo y algunos de los que más contribuyen a ello, por paradójico que parezca, son muchos de los que se denominan ‘gays’ y lesbianas. Y trato de explicarme. ‘Ex-plicarme’, como dice la palabra es desplegarme, abrirme, desarrugarme. He dicho ‘explicarme’ , no ‘explicar’ que son cosas distintas.

Explicarme, es dar mi parecer sobre el asunto, lo otro, tiene más de ‘desplegar’ doctrinas, mostrar con demasiada bullanguería y exhibicionismo sentires, pareceres, creencias, derechos que son muy dignos de respeto. Pero resulta que cuando se arma tanta bullanga, tanto festejo, tanta exhibición, tanta provocación a los que no sienten de la misma forma, más que una aceptación natural de determinados sentimientos, conductas y sobre todo, formas de ser y de sentir, producen rechazo o empalagan.

La sexualidad es un componente de la persona muy importante, más importante aún son los sentimientos, pero no terminan ni determinan lo que es la totalidad de una persona. Hacer exhibición, mostrar hacia el exterior sólo determinadas formas sexuales, es algo que no entiende muy bien el mundo de los sentimientos, algo más íntimo. Resumir la sexualidad a la sola exhibición de determinadas manifestaciones sexuales de una manera tan ‘gay’ o alegre, no deja de ser un reduccionismo bastante retrógrado.

Tengo amigos homosexuales, confieso que la palabra ‘gay’ no me sale espontáneamente porque la encuentro excesivamente manoseada, he conocido amigas homosexuales, y son todo lo contrario a la farándula, al desfile, a la exhibición, a esa palabra tan cargada de desprecio y de insulto aún de ‘maricón’. Lo que me llama la atención es que no se recatan en proclamarse así ésos que se adornan con todo tipo de atuendos, tintes y vestimentas. Creo que nunca me he servido de esa palabra porque me resulta difícil pronunciarla como insulto.

Comprendo que la lucha por salir de los armarios, haya sido dura, como lo son todas aquellas que tienen que librar por ser 'diferente' del patrón que establece la dictadura de la masa in-pensante. Puedo entender el dolor íntimo del que no se ha podido expresar como se siente sin aguantar una mirada de la superioridad moral y el desdén que se permiten los que se creen poseedores de la verdad, de la verdad moral sobre todo. Pero no puede ser razón para usar las mismas armas al amparo del número o de lo políticamente correcto que traen los vientos.

Todo mi respeto, mi afecto de amigo a los y a las que se sienten ‘diferentes’ en la inclinación de sus afectos, pero nada afecto a estos festejos de farándula, exhibicionistas, bullangueros.

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