Llamadas telefónicas

RINGGG....

Cuando uno marca un número erróneo se puede encontrar con todo tipo de sorpresas. La más normal es la de “ No, aquí no es. Se ha equivocado de número”. También puede uno oír, “ Aquí no hay ningún Manuel”. En la variedad de tonos de cada una de las respuestas, se puede intuir el grado de cortesía, o de molestia que la equivocación provoca en el interpelado o interpelada. El tono del “ perdone” consiguiente suele modularse según afecte al ánimo del que se ha equivocado.

A veces, no sabes por qué ‘casualidades’ ,despistes o errores en el número, llamas más de una vez al mismo número, y vuelves a oír la misma cantinelas “ Se ha equivocado...” con la correspondiente ‘modulación’ en el tono. Miras bien el número que marcas y ya no te atreves a marcar por no oír un “ ¡Ya le he dicho que aquí no hay ningún Manuellll!” Y prometes dejar la llamada para mayores certezas.

Esta mañana debía hacer una consulta al Ministerio de Hacienda. Miré la notificación que me habían enviado y tecleé el número. Después de un momento una voz de hombre mayor, en tono sosegado, preguntó:

-“ ¿Quién es? ¿ Quién llama?" Aquella voz y aquel tono no se correspondían con la de un funcionario a las doce de la mañana. Pregunté :

-“¿Es el ministerio de Hacienda?”

-“ Lo lamento, pero no soy el Ministro” El tono me animó a seguir un poco la broma...

-“ ¿Le gustaría serlo?”

-“ Pues que quiera que le diga, estoy contento con lo que tengo...” me respondió en plan amistoso.

-“ Pensé que le gustaría, por eso de manejar el dinero”, repliqué ya puestos y me excusé por haberle molestado.

- “ No se preocupe. Esto nos puede pasar a todos” concluyó.

Nos despedimos entre bromas y sonrisas y hasta aquí llegó la anécdota que dejaba el buen sabor de poder bromear de esta forma con un desconocido. A continuación, con cuidado de teclear el número correspondiente, llamé. Sonó el tono de llamada, pero los pocos segundos salió un piiiiiii... como si tratara de un fax. Nadie cogía el aparato. Decidí pues ir a hacer la consulta vis a vis. La sección a la que iba estaba atendida por una docena, más o menos, de mujeres. Me atendió una señorita joven y amable que me explicó que con dejar la hoja que ya había rellenado estaba el asunto administrativo arreglado.

Mañana de paseos y amabilidades.
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(Suite...)

  • 16:15, del mismo día.
En lo más profundo de la siesta pre-veraniega, algo como un ruido suena intempestivamente. Desde las honduras del sueño, una mano va en busca del ruido, hasta que lo encuentra. Al aprehenderlo, las manos sonámbulas se dan cuenta de que es el teléfono y sin mirar números, ni pantallas, se lo llevan instintivamente al oído...

- "¿Arcelor?" se oye desde la otra parte del auricular. Una voz responde automáticamente:

- "No es aquí"

- Un "perdone", le contesta de inmediato, sin que ni siquiera las manos y la voz enajenada tengan tiempo de contestar nada.

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