Armas femeninas

AL HABLA CON DOUCE

- ¡Auu!

- ¿Qué pasa Douce? ¿No ves que estoy ocupado?

- Cuando no quieres escucharme, siempre dices lo mismo..." ¿ No ves que estoy trabajando?" A cualquier cosa le llamas tú trabajar.

- Sí, estaba leyendo el correo, y además cosas que me importan muchísimo. También daba vueltas a distintas ideas que se me habían ocurrido mientras me afeitaba.

- ¡Jesús, qué hombre! Siempre dándole al coco.

- Mirra guapa. Te he sacado de paseo he estado esperando a que hicieras tus cositas, he esperado a que huelas todo lo olible, he visto cómo das rodeos para encontrar el camino menos recto para volver a casa, he visto cómo te entretienes con el basurero y el conserje para que te mimen un poco. ¿Qué más quieres?

- Pues sí, quiero más. Quiero que observes y dejes de pensar tanto. Porque tú miras, pero no ves.

- ¿Y se puede saber lo que se supone que tengo que ver?

- Pues mira, si te pones así, guapito, no te digo nada y me ahorro de enseñar al que no sabe.

- A ver, ya que me has interrumpido, suelta lo que tengas que decirme.

- Te digo que miras y no ves, porque me da la impresión de que no te has enterado de la jugada.

- ¿De qué jugada?

- (Voy a ver cómo le explico a un zoquete lo que es incapaz de entender) Habrás observado que lo primero que hice al salir fue divisar un perrito que iba con su dueña, una señora rubia con una falda vaquera.

- Sí, en eso me fijé. Y también en el perrito y cómo, desde la distancia, uno y otra os quedasteis mirándoos un buen rato, mientras la dueña del perrito bajaba las escaleras y se alejaba.

- ¿Te fijaste en la dueña o en nosotros?

- Sin retintín, mona. Oí a la señora que llamaba a tu amigo y os vi a los dos que seguíais mirándoos sin moveros, como si fuerais dos estatuas.

- (No entiende nada de nuestros lenguajes mudo-elocuentes) A las perritas nos gusta que se fijen en nosotras y nos divierte un poco ver que los perritos se olvidan de sus dueños y nos observan. Luego nos acercamos y...

- Pues vaya manera de acercarte que tuviste. Vas, y casi sin saludarle, te pones a hacer pis. ¿Eso es un saludo?

- Pues aunque a un humano tan torpe como tú, eso le parezca una pequeña grosería, es una forma de indicarle, de mostrarle algo de mí.

- ¿Ah, sí? Qué formas más raras tenéis las perritas. "Por vuestros 'pises' os conocerán". ¿Dicen algo de eso vuestros libros sagrados?

- Un poquito más de respeto y entérate de una vez...

- ¿De qué tengo que enterarme porque no me aclaro? Sólo vi que después de tu 'presentación' el perrito no hacía más que 'leer' tu tarjeta de visita y que luego él levantaba su patita y hacía lo mismo. Y que luego os olíais mutuamente. Mientras tanto, yo oía a su dueña que desde lejos le seguía silbando y él... Oliendo

- Pues mira te voy a dar una doble lección. Primero de la forma que tenemos nosotros de conocernos y 'comunicarnos' en nuestro lenguaje y segundo, so tonto, pensar un poco en lo que tú hiciste.

- Pues qué iba a hacer, como vi que si no me acercaba a vosotros no ibais a separaros, y que la señora rubia seguía silbando, me acerqué para decir que volvieras hacia casa y que dejaras al perrito que se fuera con su dueña, porque si no, ella iba a tener que subir de nuevo las escaleras para llevárselo, ya que el tío - el perro me refiero - no parecía muy interesado en irse con su dueña.

- Ahí, quería yo llegar. ¡Buffff, lo que me ha costado de que se dé cuenta!

- ¿Darme cuenta de qué?

- Encima que te facilito las cosas, que retengo al perrito para que tú quedes como un caballero delante de aquella señora, indicándome a mí la vuelta a casa y a mi amigo el camino de su dueña, no me lo agradeces, ni te enteras. No me mires así, so pánfilo. ¿Crees que si yo no le hubiera entretenido, esa señora se habría dado cuenta de que existes?

- Ah, ahora caigo. Quieres decir que gracias a ti, la señora por lo menos me ha mirado y se ha dado cuenta de que existo.

- Sí, guapo, pero te voy a dejar casi por imposible , porque me da la impresión de que yo me esfuerzo ... y tú sigues sin enterarte.

(Creo que es mejor que me calle, porque a este hombre le sacas de los libros, la poesía, los paseos y otras entelequias... y no entiende ni papa de la vida. ¡Qué cruz, Señor de los perros, tengo con él!)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Así que Douce te pone, como a Felipe II, a una señora estupenda y tú ni te enteras.
¡Qué desastre, Julio, qué desastre!
Anónimo ha dicho que…
No sé cómo se las ponían a Felipe II que debía ser un poco más tonto que yo...

Pero desde luego parece que no estoy a la altura de todo lo que Douce hace por mí.

Tendré que poner un poco más de atención a sus lecciones celestinas:-) Es cuestión de abrir los ojos de dentro.

Entradas populares