Mis cosas, by DOUCE
Desde que el viernes pasado, mi papá, al encontrarme un poco rara y ver que no podía saltar a la cama o al sillón como acostumbro, me llevó al ‘vete’, toda la casa está pendiente de mí. Están más cariñosos y eso que siempre me están haciendo caricias y me miman. Hasta me besan de vez en cuando.
Yo me encuentro bien, no doy importancia a las cosas que me pasan. Además, desde que el ‘vete’ me puso las banderillas, como si fuera un José Tomás cualquiera, ya puedo saltar de nuevo, hacer cabriolas y revolcarme en el suelo. Me dijo que el miércoles tengo que volver al ‘ruedo’. Debe de haberse aficionado y quiere repetir la misma suerte. A este paso, la que voy a tener que cobrar soy yo por uso y abuso de mi cuerpo torero. Porque digo yo, si quiere aprender a clavar banderillas, que se vaya al campo charro de mi papá y pruebe con alguna de aquellas vacas. A ver si es tan valiente como conmigo. Me sube a una mesa y con engaños, va y ¡plás!, me clava una en todo lo alto y la otra siempre le queda trasera. No le veo yo ‘modos’.
Tenía cita para hoy con mi ‘pelu’, pero me dijo el ‘banderillero’ que por el momento, mientras haga frío, es mejor que conserve mi abrigo de pieles. Así que hemos ido y sólo me han hecho la pedicura y la manicura , en un momento.
Aunque cuando voy a Bonnie & Clyde, que es mi pelu, me hago un poco la remolona para entrar, enseguida me dejo llevar. Además en mi ‘pelu’ me lo paso mucho mejor que en la clínica del de los palitroques. Me saludan, me acarician, me llaman guapa y me dan chucherías . Así que enseguida me siento casi - sólo casi – como en casa. Mi papá ha estado a punto de comprarme un abriguito para el frío, pero luego lo ha pensado mejor, no sé si él, su bolsillo o la estética, y ha decidido esperar a ver cómo muevo mis caderas.
Yo no me quejo. Si puedo brincar, pues brinco y si no puedo, me aguanto. No monto los numeritos que monta él con sus cervicales o con su hombro, que parece un inválido chocho. Hasta en eso tengo que darle lecciones.
Yo me encuentro bien, no doy importancia a las cosas que me pasan. Además, desde que el ‘vete’ me puso las banderillas, como si fuera un José Tomás cualquiera, ya puedo saltar de nuevo, hacer cabriolas y revolcarme en el suelo. Me dijo que el miércoles tengo que volver al ‘ruedo’. Debe de haberse aficionado y quiere repetir la misma suerte. A este paso, la que voy a tener que cobrar soy yo por uso y abuso de mi cuerpo torero. Porque digo yo, si quiere aprender a clavar banderillas, que se vaya al campo charro de mi papá y pruebe con alguna de aquellas vacas. A ver si es tan valiente como conmigo. Me sube a una mesa y con engaños, va y ¡plás!, me clava una en todo lo alto y la otra siempre le queda trasera. No le veo yo ‘modos’.
Tenía cita para hoy con mi ‘pelu’, pero me dijo el ‘banderillero’ que por el momento, mientras haga frío, es mejor que conserve mi abrigo de pieles. Así que hemos ido y sólo me han hecho la pedicura y la manicura , en un momento.
Aunque cuando voy a Bonnie & Clyde, que es mi pelu, me hago un poco la remolona para entrar, enseguida me dejo llevar. Además en mi ‘pelu’ me lo paso mucho mejor que en la clínica del de los palitroques. Me saludan, me acarician, me llaman guapa y me dan chucherías . Así que enseguida me siento casi - sólo casi – como en casa. Mi papá ha estado a punto de comprarme un abriguito para el frío, pero luego lo ha pensado mejor, no sé si él, su bolsillo o la estética, y ha decidido esperar a ver cómo muevo mis caderas.
Yo no me quejo. Si puedo brincar, pues brinco y si no puedo, me aguanto. No monto los numeritos que monta él con sus cervicales o con su hombro, que parece un inválido chocho. Hasta en eso tengo que darle lecciones.
Comentarios
Siento aparecer en este post para hacer un comentario relativo a uno anterior: Pero compartimos nuestro sentimiento de pérdida por la jubilación de Araceli González Campa. ¡Qué pérdida! En fin, así es la vida. Un saludo.