El regreso del Náufrago.

EL PLACER DE LOS REENCUENTROS

Esta mañana el Náufrago ha regresado al lugar del crimen. Que no cunda el pánico. Se trata tan solo de una expresión, para decir que ha regresado al instituto, donde hizo como que trabajaba durante sus últimos veintiséis años. La verdad es que era un retorno deseado, no tanto por el lugar, sino por algunos compañeros y sobre todo, para decir ‘bonjour’ a sus últimos alumnos. Él lo deseaba y sé que ellos también tenían ganas de tener la ocasión de volver a vernos y charlar un rato (en français, bien sûr).

Mientras se dirigía al instituto, a la primera hora de la mañana, el Náufrago hacía un repaso y un cálculo de los alumnos que pueden haberse cruzado con él a lo largo de más de cuarenta años, y la cifra puede elevarse a varios millares de adolescentes y algunos adultos. Nada, o casi nada, sabe de lo que les puede haber deparado la vida. Le gustaría imaginar que en general no haya sido demasiado cabrona. Prefiere pensar que para la mayoría haya sido generosa. No sabe qué ha dejado en ellos, si se acuerdan de algo o ha pasado a ese lugar donde reside el olvido.

Hoy, al volver a entrar en un aula después de varios meses, no va a mentir diciendo que lo echaba de menos, pero sí puede afirmar que se ha sentido a gusto y ha sentido el afecto mutuo que se veía en los rostros del que hablaba y de los que escuchaban, respondían o escribían. De entre todos esos miles de chicos y chicas, adolescentes, que han pasado por su vida como profesor, retenía dos grupos. Aquellos muchachitos segovianos que fueron sus primeros alumnos y cuyos nombres recuerda porque quedaron escritos en aquella foto que aún conserva y las chicas y chicos que hoy escuchaban. Uno de los mejores grupos que ha tenido en su carrera docente.

No ha sido una ‘lección magistral’, ha sido un ‘encuentro emocional’, que ha tenido como conclusión la promesa de otro encuentro, allá por mayo o junio, antes de que la fiebre de los exámenes o los ‘calores’ preveraniegos les agobien o distraigan. Además tenían interés en darme la noticia de que algunos de ellos habían sido los ganadores del último concurso de villancicos que su nueva profesora les había enseñado. En francés, por supuesto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Siempre es agradable leer buenas noticias. :)

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