La vida enajenada

A veces los humanos, los náufragos inclusive, tienen momentos en que se sienten más irritables que otros. Los hay también tan cachazas, ponderados o amorfos, a los que hay pocas cosas que les alteren. Misterios. Habría que pedir a los que dicen saber, que nos los expliquen, si es que de verdad lo saben, o les echamos la culpa a la reacciones químicas, a las hormonas o al sursum corda. El caso es que esta mañana, cuando el Náufrago iba a empezar a disparar contra algunos ‘bichos vivientes’, el vecino de abajo le dio por martillear en la pared, no sé si tratando de colgar un cuadro, colocar un toallero o una lámpara. Total, que el dichoso martilleo, intermitente, se añadía al ya ligero cabreo que se tenía ya el Náufrago echando una ojeada a los periódicos del día.

Se preguntaba el habitante de la isla “quousque tandem” ( hasta cuando) estamos dispuestos los ciudadanos a aguantar que esos personajes que aparecen constantemente en las primeras páginas “ abutere patientia nostra"(nos sigan tocando los …) un día sí, otro también y el viene. Quizá pretendan tenernos pendientes de si se enfadan porque no le dan el ‘chupa – chups’ que esperaban y que amenacen con pirarse si no le dejan ‘jugar’ gallardamente en ese juego. O por qué , sin espera, otra señora amenaza a su boss: “ si le das el caramelo a Albertito, yo quiero el trozo más grande de la tarta”.

Seguía haciéndose algunos ‘quousquetándenes’ más. Porque si se termina el culebrón sobre la esperanza gallarda, le toca el turno a Pedrito y a Manolo, ‘el más listo de la clase’.Unos, que Pedrito es más ‘solvente’, los otros que como Manolo tire de su pizarrín y se ponga a escribir en la pizarra las cuentas claras, vamos todos a saber lo que vale un peine, un euro y la propina del camarero.

El caso es que unas veces es José Luis el que se ha ‘a-liado’, otras, Marianín que tiene un cacao que no se aclara. Hoy, a Pepe le parece lo del Himno, bastante ‘bono’, y ‘a más y más’, que dicen en ‘freedom for Catalonia”, Arturito nos dice que tiene una flauta con un agujero sólo y la sartén por el mango (de mangar para casa) y preparar un fritango con Juanjo de ayudante, y comer en el pesebre propio.

Preguntábase el Náufrago si vale la pena que ande uno con el pinganillo puesto para oír las ocurrencias recién paridas de tantas sesudas mentes o no sería mejor que cogiera el petate, y ahora que el vecino había terminado de colgar su cuadro, irse a dar un paseo por la playa, o ver cómo la gente se pasea por el muelle, o perderse entre las dunas de esta hermosa mañana soleada… Y así hizo. Mientras unos siguen tratando de adivinar si el del pizarrín es un ‘indecente’, un ‘tiburón financiero’ o un experto y eficaz gestor, hay otros que sueñan que mañana, unos chicos con camiseta, como la tela de los antiguos colchones, dejarán a los de blanco ‘merengaos’.

Viva la vida enajenadamente

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