Un coche de segunda mano

Procura el Náufrago dejar de lado lo más posible, la política, o por mejor decir insistir en lo que dicen, hacen, no hacen, o hacen que hacen los políticos. Porque si de alguna cosa hay ‘hartazgo’ en este país – no lo llamaré España – porque cada vez se sabe menos qué cosa sea este trozo de tierra que pisamos. Nunca fue hombre de partido alguno, ni de sindicato, cofradía o socio de ningún club. Siempre fu lobo bastante solitario. Quizá porque nunca ha sabido quiénes son los ‘suyos’ y en esto que aún llamamos ‘país’ o país de países, las ‘verdades’ de unos y de otros son absolutas y excluyentes, no hay más lugares. Eres rojo o azul, facha o progresista, de izquierdas o derechas y no hay más tu tía.

También suele el Náufrago evitar lo más posible seguir las tertulias televisivas, radiofónicas, porque en lugar de luz no hacen más que arrojar más sombras, más barullo, porque ni uno sólo de los contertulios da su brazo a torcer, reconocer la parte de razón que pueda asistir al contrario, confesar ‘sobre este asunto no poseo información suficiente’, no puedo opinar’. Los tertulianos, ‘saben todo de todo’, no les habita ninguna duda, no reconocen ni esto de verdad en quien no piensa como ellos…

A pesar de todo ello, no es que el Náufrago se olvide del país que habita. A veces lo quiere un poco, más a menudo lo aborrece y hay veces que siente un enorme hastío Le ha llegado el momento de ir pensando qué es la verdadera vida. Desde luego no se halla en eso que ocupa tanto espacio , que hace tanto ruido, y resulta afán inútil mantener una conversación con quien sólo quiere ‘aplastarte con sus razones’.

Sólo hay una cosa que tiene bastante clara, si ahora se le ocurriera comprar un coche de segunda mano, y vinieran dos señores a vendérselo, pongamos, es un poner, que uno se llamara Rodríguez Zapatero y otro Rajoy Brey. Sabe quién sonreiría mejor, quién sabría contar mejor las bondades de la burrra, perdón del coche, quién emplearía las palabras más hermosamente vacías…. Como sabe que el otro no tendría esas dotes, y diría más o menos: el coche es así, no es un BMV , pero te servirá para lo quieres, soy gallego pero se puede saber si bajo o subo… Y pensaría, ‘ninguno de los dos me va a regalar una joya , pero ya sé a quien darle mis cuartos’.

¿Qué les diga a quien le compraría el coche? De momento a ninguno, porque entre otras cosas, no me interesa el coche que me venden. Pero no sé si imaginan a quien no se lo compraría, ni regalado.

Comentarios

Entradas populares