Conversaciones desde la Catedral
Querido José María,
Esta entrada me la ha sugerido tu anterior comentario . Esta mañana de domingo, que sigue siendo igual de luminosa y tranquila como las que estamos teniendo en esta especie de veranillo, no sé si del membrillo o de la naranja, me he pasado por la cafetería de la que hablas: "La Catedral". Pensaba entrar en la cafetería que citas y darle recuerdos a ese señor amable, aunque no te conozca, de un joven del sur al que le gusta sentirse amablemente servido y gozar de la apacibilidad de esa plaza, delante de la catedral. La “Plaza de la Atarazanas”.
Según cuenta la historia, allá por la Edad Media, o sea anteayer, en las Reales Atarazanas que dan nombre a esta plaza se construían y reparaban las naves de guerra. Antes del incendio de 1941, existía también un puente y una calle que llevaban el mismo nombre. Lo que pasa es con que esta manía nuestra de las revanchas y ‘memorias, después de la Guerra, se sustituyó el bonito nombre de Atarazanas ( ãdár aṣṣán‘a, o ‘casa de la industria’), por el de Calle de Calvo Sotelo, que por supuesto no tiene nada que ver con los árabes, que se sepa.
Quizá, algún día, podremos tomarnos un café, mientras las torres de la catedral se siguen reflejando en las aguas del estanque.
Un saludo y suerte en tus ‘proyectos’
Esta entrada me la ha sugerido tu anterior comentario . Esta mañana de domingo, que sigue siendo igual de luminosa y tranquila como las que estamos teniendo en esta especie de veranillo, no sé si del membrillo o de la naranja, me he pasado por la cafetería de la que hablas: "La Catedral". Pensaba entrar en la cafetería que citas y darle recuerdos a ese señor amable, aunque no te conozca, de un joven del sur al que le gusta sentirse amablemente servido y gozar de la apacibilidad de esa plaza, delante de la catedral. La “Plaza de la Atarazanas”.
Según cuenta la historia, allá por la Edad Media, o sea anteayer, en las Reales Atarazanas que dan nombre a esta plaza se construían y reparaban las naves de guerra. Antes del incendio de 1941, existía también un puente y una calle que llevaban el mismo nombre. Lo que pasa es con que esta manía nuestra de las revanchas y ‘memorias, después de la Guerra, se sustituyó el bonito nombre de Atarazanas ( ãdár aṣṣán‘a, o ‘casa de la industria’), por el de Calle de Calvo Sotelo, que por supuesto no tiene nada que ver con los árabes, que se sepa.
Quizá, algún día, podremos tomarnos un café, mientras las torres de la catedral se siguen reflejando en las aguas del estanque.
Un saludo y suerte en tus ‘proyectos’
Comentarios
Ante todo, gracias por la entrada, y por la galería fotográfica dedicada. Gracias a ti y Douce, por supuesto, que he leído la dedicatoria :) Repaso con interés la historia del lugar, así como su cambio de nombre; que dicho sea de paso, entre memorias y desmemorias históricas, aviados estamos. El caso, para no desviarme, es que tus fotografías me han recordado aquella tarde de verano, mi última visita a tu ciudad. Después de haber asistido a las clases de un curso de verano, me dediqué a callejear por el centro. Recalé en su catedral, donde disfruté como un niño de su tardorrománico, casi gótico, si mal no recuerdo. Y finalicé la tarde en esa terraza, escribiendo sobre causas y azares, y alguna que otra postal.
E igualmente, espero poder tomarnos ese café algún día; que así sea. Y ahora, con vuestro permiso, en lo que queda de tarde, voy a dejarme la vista en mis oposiciones. :)
Gracias por tus buenos deseos, que son los mismos de mi parte. Recibe un saludo y abrazo.