La Administración al habla

PASIÓN POR CONSTRUIR UN FUTURO

  • Hola, ¿qué haces?

  • ¡Hombre,Douce!, digo, ¡Mujer! ¿De dónde vienes, relamiéndote?

  • Acabo de dar cuenta de una cajita de ‘beef”

  • ¿Beef? ¿Y qué es eso?

  • ¡Qué ignorancia, papi! Es una cajita que contiene ‘carne de vaca’, con sus correspondientes “proteínas, vitaminas A, D3, E, materias grasas brutas, cenizas brutas, celulosa, humedad, cobre…”

  • ¡Altooo! ¿Todo eso te has comido?

  • Sí, además en un santiamén.

  • Desde luego, Douce, lo tuyo y la comida no tienen medida. Además acababas de compartir conmigo unas chips.

  • Y ¿por qué no llamas a las cosas por su nombre, querido? Si dices, patatas fritas, te entenderíamos mejor.

  • Entendido.Y ahora ¿Qué quieres?

  • Ya te lo he dicho. Me preocupo por lo que haces.

  • Pues nada apasionante. Estaba abriendo estas cartas. La Administración, que se preocupa por mí, ya ves.

  • ¿Qué Administración?

  • Haces bien en preguntar. La Administración en dos de sus ramas. La económica y la educativa.

  • ¿La Educativa? Pero si tú ya te has caído de ese árbol.

  • Tienes razón. Pero ahora que estoy desgajado de esa rama es cuando más me escriben. Nunca había recibido cartas personales durante más de los cuarenta años de servicios varios, y en poco tiempo he recibido unas cuantas.

  • ¿Y qué coños quieren?

  • ¡Douce, ese vocabulario! Pues eso mismo me pregunto yo. Pero te cuento. A primeros de mes recibí una carta firmada por la Consejera de Educación diciéndome que habían preparado un ‘acto festivo de homenaje a los docentes y a la labor que desarrollamos y que en ese acto habría un reconocimiento oficial a los docentes jubilados en este curso académico y que se haría entrega de un reloj en recuerdo de nuestro trabajo…'

  • ¡Jo, qué guay! ¿Un rolex, seguro?

  • Mira Douce, no sé si es un Rolex, un Hogo Box, un Lotus o un Viceroy, pero no voy a ir a recoger nada, ni asistiré a ese Día del Docente, titulado pomposamente “Pasión por construir el futuro”

  • Pues, la verdad, no lo comprendo. Me parece un poco de cabezonería por tu parte, por no llamarlo de otra manera.

  • Querida Douce, puedes pensar lo que quieras, y no voy a negar que podría asistir y hacer como que me creo las mentiras de los homenajes oficiales.

  • Las dos cosas son compatibles.

  • Puede, pero ya que me conoces bastante bien, te daré dos razones que puedes aceptar o no.

  • Adelante, ahora que estoy bien comida, puedo escucharte.

  • La primera y fundamental, es que me cuesta asistir, no me encuentro a gusto en estos festejos masivos, en los que hay que sonreír sin ganas, recibir parabienes no sentidos, responder a preguntas obvias, a las que hay que responder con otras obviedades, aguantar discursos pomposos y vacíos…

  • ¿Y la segunda? Lo digo por el reloj, porque a lo mejor me gustaba y me lo ponías a mí en el cuello para saber a qué horas son mis paseos.

  • Estarías muy guapa. Douce y su reloj. La segunda tiene que ver algo más con eso que tu llamabas ‘cabezonada’. Mira, esa Administración que ahora tanto valora nuestra labor y tantos deseos tiene de agradecer la ‘importante labor que hemos desarrollado’, nunca se ha interesado por ella, ni se ha pasado por las aulas, ni ha escrito tantas cartas en papel verjurado… Y si alguna vez se ha acordado es para llamar la atención si no has rellenado bien un papel o si en tus ‘programaciones’ no hacías alusión a la ‘transversalidad’ o pamplinas semejantes. Por eso, mi ‘cabezonería’ me dicta que no me apetece oír palabras que no coinciden con los hechos, que no voy a ser comparsa de una fiesta que más que pensar en los profes , se hace para cumplir 'oficialmente’ un expediente.

  • ¡Jolín, qué intransigente!

  • Es posible, Douce, pero ya es un poco tarde para cambiar de ‘talante’, por lo menos en lo que a honores oficiales se refiere. Lo que sí estoy dispuesto es a celebrar contigo la fiesta con todas las cajas de “beef” que te apetezcan.

  • De acuerdo. Te lo recordaré el día 1 de febrero: “Pasión por construir el futuro”… (el mío) Ah, por cierto, no me has dicho nada de la otra carta.

  • La otra es más agradable. A lo mejor te la cuento en otro momento, cuando hayas dado cuenta de otra cajita ‘beef’

  • Vale.

Comentarios

Entradas populares