Provocaciones / Reacciones

Hoy, no sé por qué, o a lo mejor es porque estoy revindicativo-cabreado, un estado de ánimo no sé si muy propicio para hacer determinados comentarios, me ha dado por desahogarme y allá vamos. Si sale con barbas, San Antón y si no, como este es un espacio libre , van y me lapidan como a la Pantoja, que se siente 'lapidada'.

La noticia aparecía hoy en el Diario Montañés de esta ciudad en que habito con el siguiente titular :"Leo Bassi volverá a Madrid con su polémica “ La Revelación” tras su paso por Santander". Bueno, ya no estoy seguro si el título es La Revelación o la Revolución, tal y como se comenta la noticia y las reacciones que provoca. Después de leída , oí en las noticias locales que el Presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, había revelado hoy que ha recibido 1.500 cartas, faxes y correos electrónicos pidiéndole que prohíba la representación en Santander de 'La revelación' de Leo Bassi, en lo que consideró una actuación 'orquestada' en su contra y que dijo que le tiene 'agobiadísimo'.

Hasta aquí los hechos. Anotemos:

  • Punto primero: Yo no he visto la obra, ni la veré, ni he leído siquiera en ninguna de las noticias que he leído en qué consiste exactamente las ‘ofensas’ que el ´cómico’ o provocador italiano vierte en esa obra. No sé si los autores de esas cartes , faxes , correos electrónicos y el propio Obispo de la ciudad que ha expresado que no le parece propio que con los ahorros de creyentes y paganos se financien o promocionen este tipo de obras, ha visto la obra o habla por lo que le han dicho.
  • Segundo: Es muy probable que el actor y director que al parecer pretende con su obra un "homenaje al laicismo", palabra tan en voga, no tenga interés en sustituir el fanatismo con que algunos, muchos, predican, difunden o tratan de imponer sus religiones utilice determinadas formas de predicar y difundir sus ideas ‘laicas’ como si se tratara de la nueva religión. Tal y como algunos ‘laicizan’ todo: constituciones, educaciones, y allá hasta donde sus largas manos llegan, no me parece propio de los nombres con que se les llena la boca: ‘libertad de expresión’, ‘democracia’, sus actos. Tan manoseados están esos conceptos, que ya no los identifica ni la madre que las parió.
  • Tercero: Creo que la mejor propaganda que se puede hacer a este tipo de acontecimientos, por no llamarlos directamente ‘ una forma de quedarse con el dinero y con la gente’, es precisamente montar estos autos de fe, manifestaciones y hasta amenazas. A estas alturas se supone que la gente ya tiene que ser mayorcita y no necesitan que nadie les diga a dónde tienen o no tiene que ir, sin aspavientos, de un signo ni de otro.
  • Cuarto: Es sabido que ciertos fieles, no diría que son más papistas que el papa o más obispistas que los obispos, no alborotaría tanto.Si yo creyera en un Dios lo imaginaría con la suficiente altura de miras para poder reírse a su vez de un cómico que hace lo que su dios le da a entender. Y ya se sabe cómo puede ser el dios de los cómicos que confunden humor con esperpento.
Bueno, no sé si he ‘revelado’ algo de mi pensamiento. Que conste que este comentario era una conversación en voz alta conmigo mismo. El día que yo sea un dios pequeñito, supongo que no me afectarán las ocurrencias de un cómico. Si me hace gracia se las reiré, y si no me hace ni pizca de gracia, me levantaré y le diré ‘arrivederci”.

  • Observaciones finales: Supongo que en el cartel anunciante, no hay ninguna nota que ponga “Es obligatorio asistir a este ‘espectáculo’ " Ni nigún otro que aconseje poner artefactos caseros a la entrada o en los camerinos del teatro. También puedo preguntarme si este tipo de montajes que se hacen 'en nombre de la razón' contribuyen a los fines que se supone pretenden combatir, es decir la lucha contra 'todo' fanatismo. Amén

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Tu última observación es la que resume mi opinión en toda esta historia. La entrada es libre y voluntaria. Quien va a ver esa obra ya sabe lo que se va a encontrar (no hay mejor promoción que una buena polémica). Por lo tanto, ¿qué diablos le importa a nadie lo que se representa allí dentro?

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