La magia de las palabras. Anécdota.

LA HABITACIÓN VACÍA

"¡Cómo cambian los tiempos!" "¡Lo que va de ayer a hoy!" ¡"Si te he visto no me acuerdo!" (Bueno, esta última no viene mucho al caso) Son expresiones que deben repetirse generación tras generación. Hubo un tiempo en que yo oía eso y me preguntaba: Cambian... ¿pero en qué cambian? Y si me atrevía a preguntar qué es lo iba de aquel ‘ayer , a otro ‘hoy’, lo más que oía decir es algo así: “Antes, con 10 céntimos podías comprar un montón de cosas...” Y claro , por más que te explicaran no comprendías bien lo que se compraban.

Como revancha, ahora cada vez menos, hubo un tiempo en que yo presumía que por cuatro pesetas podía ir al cine, que cortarme el pelo me costaba 10 pesetas, y que en mis tiempos de estudiante madrileño cenaba , creo que era en la calle Barbieri, por 9'50 pesetas ”3 Platos 3”: alubias , huevo frito con chorizo y postre. Hace ya tiempo que dejé de ‘presumir’ de esas hazañas casi bélicas y si se las contara a mis hijos, que no lo hago, se partirían de risa y perdería la poco credibilidad que me queda.

Decía esto, porque esta mañana una compañera me contaba una anécdota a propósito de otra cuestión , pero que guarda una ligera conexión con esto. Sabido es, al menos por algunos, que nosotros también fuimos emigrantes no hace tanto tiempo. Veinte años, treinta años no es nada. Pues allá por los setenta , todavía había sólo en París , más de cuarenta mil chachas españolas, de tal manera, que las amas de casa parisienses no decían que tenían “ une bonne” Sino una ‘conchitáa”, con acento en la á. Estas ‘conchitas’ que podían venir de Jaraiz de la Vera, de Ribadeo o de Villarino de los Aires, solían tener una ‘chambra’ (chambre de bonne) en los desvanes de las casas parisinas . Allí malvivían, unas ahorrando para la dote, otras en sus ligues de soledad y devaneos, otras tratando defender su virginidad de algún aprovechado de los de si te he visto no me acuerdo. Estas chicas además de ‘chambra’, tenían su francés muy peculiar y si iban a una tienda a comprar una tela preguntaban por la calidad de un tejido “ Et cette tela donnera de soi?” . Un francés que el dependiente o el que fuera entendía cuando la chica hacía así con las manos , como estirando in tejido. A veces sus “señoras” o “madames”, les pegaban un chorreo, que para eso los franceses se pitan solos , cuando se trataba de llamar la atención a las ‘españolas que tenían que servir”. Las ponían a caldo porque habían metido su camembert o un bourgogne en la nevera .

- ¡J..... ya me he liado.! Total para contarles la anécdota que me contó mi compañera esta mañana. Era lo más importante, pero me toca resumirlo. Vamos a ver si lo logramos en esquemático:

Mi compañera , su marido y su perra salen a dar un paseo a eso de las 9 de la noche. Observan un contendor de la basura volcado, su contenido esparcido por la calle, una vecina agachada, junto a su perrazo y un niño, escogiendo entre aquellos restos algunos objetos. Pregunta obligada.
- Elisa , ¿qué haces?
- Ya ves, tratando de recuperar juguetes, cuentos y cosas del niño.
- Pero ¿qué ha ocurrido?
- Nada , Ángela, la interina, que ha ‘limpiado’ el cuarto del niño
- Y ella ¿dónde está? ¿No te ayuda?
- En su cuarto está, llorando como una Magdalena

Explicación posterior. La vecina, rebuscadora nocturna de contenedores, dueña de un restaurante, que no puede atender la casa y a sus dos hijos pequeños, uno de ellos con síndrome de Dowm, con cantidad de juguetes propios para él, había dicho por la mañana a su asistenta peruana.

- Ángela , por favor, hoy, límpieme bien la habitación del niño.

La buena de la chica había tomado el encargo en la significación peruana de ‘limpiar’ y había tirado todo lo que ‘ensuciaba’ el cuarto del niño: sus juguetes, sus adornos o cuadernos. Dejando la estancia ‘limpia’ como los chorros del oro.

Por eso , ahora, aunque el castellano se halle mejor conservado por aquellas tierras que el inglés en los sitios por donde se ha expandido, hay vocablos que tienen distintos sentidos y hay verbos o expresiones que tenemos que cuidar si no queremos que alguna concha, algún coger u otros vocablos no sonrojen a nuestras amigas o que éstas nos ‘limpien’ tan bien el salón y nos dejen sin fotos , sin jarrones, estatuillas, o alguna Casa colgante “Recuerdo de Cuenca” de cualquier repisa.

La magia de las palabras

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