Cuando el poder ofusca o no se digiere bien

Es probable que este comentario salga algo confuso, porque a partir de un hecho concreto, son muchas las ideas, las que desde distintos ángulos, han acudido a la cita. Procuraremos no divagar demasiado, pero no puedo asegurarlo.

El hecho concreto tiene que ver con el remonte o cabreo que se ha cogido nuestro Presidente Regional por la serie de faxes, llamadas, cartas y correos electrónicos pidiéndolo que impida la representación teatral de “La Revelación” de Leo Bassi el jueves próximo.

No voy a insistir en lo ya dicho sobre esa representación , la polémica que ha suscitado y las protestas que ha levantado en una parte de la ciudadanía cántabra. Mis tiros van hoy hacia otra parte , hacia la gente que está en el poder y no acaba de enterarse de la diferencia que existe entre ‘persona’ y 'personaje'. He hablado ya de la ambivalencia de mis sentimientos respecto a este peculiar personaje que rige actualmente los destinos o desatinos de esta región. Le defendí cuando otro peculiar Presidente Regional trataba de machacarle y ningunearle y en circunstancias más cercanas cuando algunos confundían churras con merinas y él defendía a las víctimas del terrorismo ante el abucheo de algunos ‘demócratas’.

Revilla es , en mi concepto, un personaje curioso, con sus virtudes y sus defectos, como todo el mundo, pero en él , tanto unos como otros se notan demasiado. Vamos, que no pasa desapercibido. Es populista, apasionado defensor de todo lo que para él huela a ‘cántabro’, sean anchoas de Santoña o victorias de regatas en tierras propias o ajenas, es campechano, rozando un poco lo grotesco a veces, tiene muy mala leche que se concentra en su cara y sobre todo en su mirada, es hombre de sentimientos extremados. Esa es mi versión del personaje , por lo que no le reprocho del todo algunas actitudes que a mí, como cántabro residente y ya un poco del alma, me dan vergüenza ajena. Sobre todo cuando hace intervenciones ante otros Presidentes de colmillo retorcido que ríen sus ‘gracias’.

Quizá con estos prolegómenos me he ido un poco lejos de lo que quería expresar, aunque creo que lo dicho no es del todo innecesario. Quería referirme a esa identificación que ha hecho entre su persona y el cargo que ostenta y que no acierta a deslindar. Da la impresión de que Miguel Angel Revilla y Presidente son la misma cosa. No debe ser algo tan infrecuente en las personas que llegan al poder, hay síndromes de cátedra, hay síndromes de la Moncloa, y en Revilla , como buen populista, existe el síndrome presidencial.

Me parece muy bien que él tenga muy claro que no está entre sus funciones el autorizar o suspender este tipo de espectáculos, pero lo que me extraña –bueno, no me extraña tanto – es que considere que toda esta avalancha de peticiones o amenazas de párrocos o feligreses vayan dirigidos a él, por muy Miguel Ángel que sea. Los exabruptos van dirigidos al personaje que él representa : Presidente de Cantabria. Si no creyera tanto que él es el Mesías salvador de la región y sus carreteras (ésta es una de sus obsesiones) , no diría “ Por favor no me vuelva loco que bastante tengo yo con las carreteras”. Al creerse tanto su misión mesiánica elucubra que esto “es un montaje nacional de alguna organización a la que se les ha dicho que vayan por Revilla”.

Desgraciadamente todos los que se sienten ‘enviados’ por cualquier dios , líderes carismáticos, caudillos, dictadores y dictadorcillos, muchos de ellos , es curioso, con bigote - ¿no será algo freudiano esto de querer subrayar la nariz? – creen que cuando la gente les aplaude, les victorea o les critica, es a su persona. A veces lo es , otras simplemente se dirigen al que ocupa el cargo. Y este cargo, por muy jodida y harta que esté la persona no puede decir “me van a volver loco”, “hay consignas contra mí”, me está originando serios problemas”. Esas cosas, pienso, no las debe decir un Presidente de ningún gobierno, son gajes que van con el oficio. Y si quiere desahogarse diga “ Un Presidente tiene otras misiones”, “La Presidencia no tiene competencia en asuntos como éste”. O mejor , no diga nada, que así nadie se enterará de cuántos faxes ha tenido que tirar a la papelera, ni lo que le afecta ‘personalmente’ esta algarada. Personalizarlo tanto, hacer tanta propaganda de las protestas no puede más que animar a los que tuvieran ganas de tocarle ciertas partes y no precisamente por este motivo. Y se digan: “Ya sé lo que le j..... a Revilluca. Voy a mandarle un ‘faxe’.

De cómo el poder ofusca, engríe, distorsiona la realidad, impide ver con claridad y no deja distinguir las ‘voces de los ecos’, saben mucho recientes y lejanas derrotas.

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