Preparación para el silencio

UNE BOUTEILLE À LA MER

Es cierto que verter aquí cada día, las cosas que nos van pasando, lo que nos va sorprendiendo, lo que descubrimos sin esperarlo, dirigir la mirada interior a lo que nos rodea, nos ha acontecido o imaginamos, es un buen ejercicio para descubrir quiénes somos, qué ocultamos, qué expresamos de todo aquello que sentimos.

Puede ser un ejercicio provechoso para los ‘callados’, los habituados a no exteriorizar las emociones, aquellos a los que les gusta protegerse de no se sabe bien de qué o de quién. También puede ocurrir que en un momento determinado las circunstancias exteriores, ajenas a la voluntad y a los propios deseos, demanden unos días de silencio. Quizá sea bueno tanto para el que ‘se’ escribe , como para los que están acostumbrados a leer, más o menos, las mismas cosas. Porque al fin y al cabo cada ser humano abarca una parcela muy limitada de asuntos, intereses, sueños, fobias o deseos... Desplegar ese abanico de las cosas que nos gustan , que nos hacen sentir de alguna manera, que nos emocionan , nos irritan o acobardan no abarca un arco tan amplio, porque como seres humanos ‘normales’, es reducido nuestro campo de emociones, intereses, temores o deseos.

Eso es en lo que, sin planearlo, se ha convertido el rincón de esta isla habitada por un náufrago, porque más o menos, les sucede lo mismo a otros, incluso aquellos que dicen tener todo muy claro, y lo que son o tienen, está atado y bien atado. También ellos pueden sentirse, no lo sé, a veces, un poco ‘náufragos’, habitantes de una isla aunque estén rodeados de gente, de asuntos, de negocios, de citas , de reuniones, son los ‘solitarios acompañados’. Quizá sin tiempo , ¡qué lujo tener tiempo!, para poder dedicarlo a recorrer la propia isla por pequeña que sea su extensión en deseos o sueños cuadrados.

Si circunstancias próximas ,inmediatas, hace que esta isla esté temporalmente ‘deshabitada’, seguirá siendo un punto de referencia al menos para este náufrago. Los que aquí recalan de vez en cuando tendrán así tiempo para visitar otras islas, otros puertos, otros países porque el mundo, por muy alborotado que esté, es un cajón de sorpresas agradables para quien sabe buscar, para quien tiene ojos que sepan mirar, oídos interiores para escuchar y gusto para saborear íntimos, pequeños, sabrosos placeres.

De todos modos, a pesar de esta preparación para el silencio, seguiré aquí mientras pueda. No lo olviden: esto es sólo una botella más lanzada al mar de los abrazos.
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Florent Pagny: Je t'emmènerai:

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gracias......

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