Y por fin descansó

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Y dicen que “acabados que fueron los cielos y la tierra y todo el ejército de ellos...” Yahvé descansó. Yo he tardado un poquito más en terminar la revista en la que colaboramos un grupito de profesores del instituto en que trabajo.

Ha sido un parto algo largo, porque cada uno tiene, además de sus clases, sus obligaciones familiares, los proyectos en que se embarca, los ratos de ocio que se toma, el tiempo bastante ocupado, como para dedicar más horas a esto de sacar una revista por trimestre.

Pero al final está ahí, casi terminada, porque hay gazapos que corregir, encontrar una impresora en el centro que no estropee más de la cuenta las fotos o las imágenes. Pero si a Dios le salió el mundo como le salió, por haberle dedicado sólo seis días, es normal que tampoco nos salga a nosotros una revistilla decente, aunque le hayamos dedicado algunas semanas.

La ventaja que tienen estas cosas que acaban cobrando una forma, es que al terminar tienes la satisfacción , insatisfecha siempre , de haber terminado algo concreto. Bueno o regular, pero es algo que se puede ver leer, tocar, disfrutar o dejar de lado.

Peor es ser un Sísifo que no ve nunca terminado su trabajo. Me refiero al trabajo de profesor, por ejemplo, que nunca lo ves acabado. Normalmente , sueles enterarte años más tarde, cuando un antiguo alumno te invita a tomar un vino en un bar y te dice: :

- “¿Te acuerdas de mí, soy Carlos, Carlos Herrerías?”. Tú pones cara de enterado y no logras localizarle en tu calendario. Dices un nada convincente“ Sí, claro que me acuerdo. Has cambiado tanto”. Él empieza a contarte historias de las que tú ni te acuerdas y te dice , triunfante, que ahora trabaja en el BBVA que está aquí al lado. No sabes qué decir, si preguntarle por un crédito, o invitarle a otro vino para celebrar el encuentro.

Otro día estás en una librería y una señora en estado de buena esperanza, te mira te sonríe y lo mismo:

- “¿No te acuerdas de mí, soy Carmen Carrillo me diste clase en COU”. Y preguntas, por decir algo : “ ¿Y qué es de tu vida?”. - “Pues ya ves , esperando a mi segundo hijo, trabajo de maestra en tal colegio... me acuerdo de tus clases” Te quedas parado, pensando ,esta “revista” ha durado más años, para verla sin terminar aún y sin saber si tú has escrito en ella alguna página.

Me gustaría ser fontanero, albañil, electricista, pintor, o técnico informático y poder decir al cado de dos horas, una semana, o quince días:

“Ya está, terminado. Son 300, Euros”

Comentarios

Enrique Gallud Jardiel ha dicho que…
He visto la revista. Mis más encomiástica felicitación. Está estupenda, mucho mejor que la de muchas entidades supuestamente de más prestigio... Pero no quiero decir nombres.
Veo que la mayor parte del trabajo y del mérito es tuyo. Es muy variada, como precisa ser y está muy bien equilibrado lo escrito y lo visual, sin que lo último sobre en su mayor parte, como suele suceder. Me ha gustado especialmente lo del lenguaje neutro. Las incorrecciones de la lengua es un tema que me apasiona a la vez que me sulfura. Gracias por tus amables comentarios.
Por cierto, tus diálogos con Douce podrían conformar un libro de reflexiones irónico-poéticas sobre esta época que nos ha tocado vivir. Tienen garra e interés. ¿Te has planteado alguna vez algún proyecto editorial de este tipo? Merecería la pena.
Abrazos
Douce ha dicho que…
Gracias Enrique. Si lees el mensaje que figura por encima de éste, sabrás un poco lo que significan estas cosas que escribes...

Acepto agradecido de verdad estas palabras de felicitación y de aliento, como yo te animo a ti a que sigas escribiendo, abriéndonos horizontes con tu humor, porque son verdaderos regalos.

Sigamos en esta sociedad i-limitada de auto y heterobombos mutuos.

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