A veces llegan cartas...

Carta de un hijo a su padre.
"A veces llegan cartas con sabor a gloria, 
llenas de esperanza"
Esta mañana, el azar de las olas trajo hasta la isla esta carta. Venía entre otras "Hojas de vida". El Náufrago la escogió entre las demás con el propósito de deshojarlas más tarde, con calma. Hay cartas que devuelven a la vida, e invitan a una pausa. Nunca es tarde para mejorar la página.
En la isla queda y si alguien  quiere seguir deshojando pensamientos, no tienen más que pinchar aquí y encontrarán más "Hojas de vida".

  • No me des todo lo que te pida. A veces sólo te pido para ver hasta cuánto puedo tomar.
  • No me grites. Te respeto menos cuando lo haces; además, me enseñas a gritar a mí también y no quiero hacerlo.
  • No me des siempre órdenes, yo haría las cosas más rápido y con más gusto si me hablaras de otra manera.
  • Cumple tus promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también cuando se trate de un castigo.
  • No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana, si me haces lucir mejor que los demás alguien va a sufrir y si me haces lucir peor, seré yo quien sufra.
  • No cambies tu opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esa decisión. Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
  • No digas mentiras delante de mí, ni siquiera para evitarme un castigo, porque me enseñas a mentir.
  • No me pidas que mienta por ti, aunque fuere para sacarte de un apuro, me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices. Cuando hago algo malo, no me exijas que te diga el "por qué lo hice", a veces ni yo mismo lo sé.
  • Cuando estés equivocado en algo, admítelo, crecerá la opinión que tengo de ti y me enseñarás a reconocer mis equivocaciones.
  • Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos, ya que porque somos familia, no quiere decir que no podamos ser amigos.
  • No me pidas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y siempre haré lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
  • Cuando te cuente un problema mío, trata de comprenderme y ayudarme, y no digas "no tengo tiempo para tonterías" o "eso no tiene importancia".
  • ¡Quiéreme y dímelo! A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario.
  • ¡Abrázame!, necesito sentirte mi amigo y compañero a toda hora.
Pedro ARREOLA CORONEL
***
P.D. : Aprender a ser 'padres' puede necesitar toda una vida

Comentarios

María ha dicho que…
Lo conocía, pero me sigue gustando...

al final con los pequeños o los grandes es lo mismo,
respetar, ser coherentes, reconocer los errores y que todos nos equivocamos, recordar que todo el mundo necesita que le escuchen y cariño, muuuuuucho cariño

Aun con todo y con eso ¡¡qué difícil a veces!!

Un beso.

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