Amores perros

QUIEN LO PROBÓ LO SABE

El Náufrago no sabe a quién atribuir la frase: “Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro” que ronda por ahí, con distintos padres. Hay quien dice que fue el poeta y aristocrático romántico, George Gordon (Lord Byron), otros se lo adjudican a un tal Fernand Gravey al que no tengo el gusto de…Pero quien, al parecer, se lleva la mejor tajada es el filósofo y vagabundo Diógenes de Sínope. No es de extrañar, ya que cuentan las historias que se paseaba por las calles de Atenas, linterna en mano, ‘buscando a un hombre”. Parece lógico que si le costaba encontrar a un ‘hombre de verdad’, sus afectos principales los reservara para su perro.

El hecho es que la frasecita ha hecho carrera y más de uno, con mayor o menor acierto, pregonan que sienten más cariño por su perro que por los humanos como género. No vamos a entrar aquí en disquisiciones si son los humanos o los canes los que merecen nuestro cariño. El dicho puede comprenderse y habrá quien se lleve las manos a la cabeza al oír esto. Quizá aquellos que no quieren demasiado ni a los unos, ni a los otros. El mundo de los afectos es a veces muy complicado y resulta difícil responder con la razón a la pregunta “¿por qué amamos?”, habiendo tantos ‘amores’ diferentes.

Dejemos de racionalizar los sentimientos, porque lpertenecen más al terreno emocional que al del raciocinio. Digamos que el cariño que despiertan los perros a sus amos, puede tener unos efectos realmente de unión, de necesidad mutua, de dar sin pedir nada a cambio, de sosiego, de un grado cierto de felicidad. El Náufrago lo encuentra en su ‘becaria’. Ambos lo expresan a su manera. A veces se pregunta si su perra genera muchas de las sensaciones que él necesita: libertad. Sí, ‘Libertad’, porque nada exige y ella también se muestra libre, Afecto que da y que demanda, Obediencia, cuando lo juzga necesario, nada exige, con todo se contenta. No es un amor meloso, está hecho de naturalidad, sin ningún complejo. Sabemos cuándo nos necesitamos el uno al otro, nos damos lo que cada uno poseemos… ¿Eso es cariño? El Náufrago no quiere responder. “Quien lo probó, lo sabe”


Comentarios

PENSADORA ha dicho que…
Sumisión, silencio, dependencia...

Quizá eso es lo que nos gusta de nuestras mascotas y de allí que nos resulte más fácil quererles.

Uno no se puede decepcionar de quien siempre hace lo que uno desea. No podemos discutir con quien no habla. Tampoco se alejará de nosotros quien depende como un bebé.

El amor de un perro es incondicional, casi casi como el de una madre.
Douce ha dicho que…
Sí, algo, mucho de todo eso hay... Y también porque se sienten libres y actúan de acuerdo con su espontaneidad. A veces, alguna testarudez, pero eso se acepta y se comprende porque nosotros también nosotros lo hacemos.

Sus reacciones son 'naturales', sin malas intenciones, por eso nos gustan: son siempre ellos mismos, no traicionan nunca. Lo que hacen es natural, no lo hacen por halagar, sino porque SON así.

Su comportamiento es un libro abierto del que podemos aprender muchas cosas.

Gracias "Pensa"
Campurriana ha dicho que…
La primera fotografía me encanta!
Douce ha dicho que…
Es cierto que la imagen de la niña y su 'compañero' de paseo tiene un contenido muy especial. No se sabe quién guía a quién...

¿O es que es una ayuda mutua? Quizá sea eso;-)

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