La “Rentrée”

DEPRESIÓN POST-VACACIONAL: ¿MITO O CUENTO?

El Náufrago tiene ante sí tres ‘texticulos’, o sea tres textos, relativamente breves. Tampoco vamos a describir pormenorizadamente la diferencia con su correspondiente homófona: testículos. Según don Corominas vendría del latín ‘testis’: testigo y el diminutivo ‘culus’, la palabra significaría pues pequeño ‘testiguito de la virilidad’. Pero dejemos la etimología y vayamos al grano. Los tres ‘textículos’, tendrían relación con eso que periodistas sin noticias y psicólogos sin clientes veraniegos, han dado en llamar: “Síndrome post-vacacional’. Una chorrada más, para llenar páginas y divanes para crédulos.

Los franceses que son muy suyos, lo llaman simplemente ‘Rentrée’, o sea vuelta al trabajo: ‘tripalio’, tormento, para alguno y para otros, algo así como ‘volver a empezar’ que de eso se trata. Hay trabajos más acogedores y otros que no hay quien los aguante. Pero es lo que hay. Bueno, sí, hay otra alternativa para cuatro millones y pico: los que no tienen trabajo. Pero eso nos llevaría más lejos, y ya nos va alejando demasiado.

Los tres ‘texticulos’ de los que hablaba, hacían referencia a lo mismo, desde distintos ángulos, pero los tres girando en torno al ‘dolce farniente”, o sea lo bien que sienta el no hacer nada, o hacer lo que a cada cual le sale de los otros testículos, y lo jodido que es volver a los despertadores, los transportes, los horarios, las rutinas, las mismas caras que encima te cuentan sus maravillosas vacaciones en Cancún, Grecia , Túnez o Tailandia, para más recochineo.

De los tres, antes aludidos, el primero lloraba porque decía: “Me di cuenta entonces de que lo que yo estaba buscando este verano eran los veranos de mi infancia y de mi adolescencia, lo ya perdido para siempre.” Tipo Proust, a la búsqueda del tiempo perdido o ‘Lo que el viento se llevó”, que ya es pedir. El segundo y el tercero eran el mismo, contradiciéndose. Era Psicólogo y paciente a la vez.

Como paciente, escribía así a finales del mes pasado:"¿Qué es lo que me pasa…? Sencillo: estoy a punto de sufrir un 'síndrome del retorno', eso que los psicólogos, expertos o periodistas llaman 'síndrome pos-vacacional'… y que la mayoría me dice que no existe, pero no sé si creerlos, pues no existirá pero afectarme me afecta, vaya si me afecta… que sólo de pensarlo me entra un mal cuerpo... una pereza, una ansiedad, un cansancio vital.” (24 de agosto 2010).

Como psicólogo, sin embargo afirmaba: “En síntesis, el síndrome post-vacacional es una especie de mito moderno, patológicamente irrelevante, pero que a veces oculta otros trastornos más serios, como depresiones, que pueden quedar sin diagnóstico y tratamiento.” (2 de septiembre de 2008)

¿A quién creemos? Creo que a ninguno. El cambio es normal, lo que ocurre es que, esta sociedad sin piedad humana alguna, de 'todo por la pasta', está pésimamente organizada: muchos de los trabajos son explotaciones y soñamos como locos las cosas que “debemos hacer" en el tiempo de descanso. “Necesitamos ir muy lejos: divertirnos mucho, comer opíparamente y algo más, tener un apartamento o un hotel, movernos mucho, mirar muchas cosas, pero ‘ver’ pocas…”. Si no lo hacemos así, nos sentimos mal. ¿Qué tipo de vacaciones son, si no viajo mucho, no visito los sitios que me han recomendado, no asisto a este espectáculo o al otro, no pruebo este plato del que me han hablado, no compro algún recuerdo, saco fotos, estoy de fiesta hasta las tantas…?

Es cierto que todavía hay gente sensata y sabe lo que son las vacaciones y lo que viene después y no se ‘deprimen’ tanto. La depresión post-vacacional, a veces, está en función de la distancia que marcamos entre las ‘ilusiones’ y nuestra aceptación de la realidad. Sin más, ni menos. Hay quienes, lamentablemente, no tienen depresión ‘post-vacacional’, la llevan puesta antes y después, por mil razones o sinrazones . Hay otros, con más suerte, que lo aceptan mejor.

Como contraste, el Náufrago que está de vacaciones muchos días del año, desea que llegue su ‘Rentrée” y pueda dar algunas clases que le sientan muy bien porque se encuentra con gente amiga, o se apunta a esto y a lo otro y se lo pasa pipa. El septiembre le parece largo, porque está deseando empezar a divertirse trabajando. Pero eso no forma parte de este texto.
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Textos:

Comentarios

PENSADORA ha dicho que…
Toc, toc! con permiso. Supongo que puedo pasar.

Acabo de llegar por casualidad y me encuentro esta entrada perfecta.

El tema de las vacaciones en este, nuestro comodísimo mundo occidental (crisis mediante, incluso), está muy bien descrito Sra. Becaria. La gente hoy en dia viaja por viajar y no se para a contemplar lo que está mirando, no saca conclusiones, no "desconecta", sólo se trata de ver un montón de cosas y hacerles fotos para enseñarlas a la gente o entretenerse haciendo "ppt's o pps's" de esos. Lo de irse de juerga durante las vacaciones es otra: ¿para qué hacer lo mismo que haces en casa?.

Yo suelo optar por un viaje corto, a ser posible a un lugar que "me diga algo" y luego aprovecho para hacer en casa las cosas que no tengo tiempo de hacer cuando trabajo: dormir por la mañana, leer en mi ventana, recorrer alguna carretera de montaña, cocinar "de verdad"...

En resumen, que la ha clavado usted. Gracias. Me siento comprendida.

Saludos!
Douce ha dicho que…
No sólo puedes pasar, Pensadora, puedes entrar hasta la cocina. Esta isla no tiene puertas y la gente es libre entrar y salir cuando quiere. Así que, ¡adelante!

Pues sí, hay demasiado 'turista' y pocos 'viajeros'. Los unos son los que viajan en rebaño o se comportan como tales, se pasean, pero no andan; miran pero no ven. Ocupan el tiempo (o se aburren), pero no lo viven. El verdadero viaje lo lleva uno dentro, no está fuera.

Pero no nos pongamos 'sublimes'. Creo que entendemos bastante bien de qué va el asunto. Han/hemos hecho una sociedad mimética, nos ponen los 'modelos' en la tele, nos atontan y no tenemos tiempo de pensar quiénes somos y lo que de verdad nos apetece.

Hasta tratan de que, a ser posible, no pensemos por nuestra cuenta, para tener ideas y gustos propios. Tus opciones del penúltimo párrafo es lo que de verdad nos relaja y hace que disfrutemos de todas las 'pequeñas/grandes' cosas.

Se te 'entiende' muy bien todo.

¡Aprovéchalo!

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