Santiago de Compostela

UNA VISITA DEMASIADO BREVE PARA TANTA VIDA

Siente el Náufrago una ligera vergüenza al tener que confesar, que en su breve recorrido por una parte de Galicia, apenas haya pasado medio día en Santiago de Compostela. En su descargo habría que decir, que el pasar por la ciudad del Apóstol no estaba dentro de sus primitivos planes. El motivo principal de su viaje era volver a ver los lugares en donde pasó una parte de su infancia y adolescencia, un poco más abajo, en las Rías Bajas.

Visitar una ciudad como Santiago debe de ser un objetivo principal, ya sea como peregrino o como un simple amante de la cultura, del arte, del que también la religión desde cualquiera de los ángulos que se considere, ocupa un lugar primordial. No se puede sentir esta ciudad sin recordar el flujo de gentes que de las partes más lejanas de Europa y hasta del mundo, emprenden un Camino hasta este lugar al que un impulso interior les conduce.

No era el motivo, por esta vez, esa especie de Iniciación vital la que llevó hasta allí al Náufrago, pero no pudo por menos de sentir que entre sus rúas, sus plazas, sus iglesias, sus monumentos habitaba una vida de siglos, en cúmulo inmenso de afanes humanos. El recorrido del Náufrago fue breve, pero intenso. Le faltaban ojos para ver tanta historia, tanta creencia o deseos interiores, tanto arte. Imposible ‘asimilar’ todo esto en unas horas.

Volverá a Santiago, sin tanta prisa, sin tanto afán por ver tanto de una sola vez. Volverá, como se debe ‘caminar’, despacio, con la mirada del interior atenta, dejándose empapar por el ‘espíritu’ que habita esta ciudad distinta, diferente, especial.

Comentarios

Campu ha dicho que…
Y como es una ciudad que me acaricia casi cada fin de semana, dejo aquí un texto que me gustó muchísimo y que describe esas sensaciones de una manera muy especial. A ver si os gusta...

"...entonces recibirla como un regalo de las hadas, si cree en ellas; y si no cree, como regalo de aquel Espíritu a quien se agarra su alma para no volverse loca. Solo en el caso de que tampoco crea en el Espíritu, debe acudir a la Ciencia: pero entonces jamás entenderá a Compostela.

No lo olvidéis; sólo quienes conserven el poder de asombrarse, entren en la ciudad. Por el camino del asombro recibirán en sus ojos la revelación que Dios quiere enviarnos y que las piedras y los nombres proclaman claramente al que tenga ojos y sepa ver, al que oídos tenga y no los haya cerrado. Queda, sí, el camino de la erudición: poner a cada piedra una etiqueta, con un nombre y una fecha. Y señalar con precisión los estilos. Y dejar que el espíritu se meza en la contemplación de la arquitectura. Y el otro camino, más lúcido, de las hermosas hipótesis y las hermosas teorías: de la sugestión y muy poéticas falsificaciones históricas. Pero el resultado nunca será Compostela."

Gonzalo Torrente Ballester
"Compostela y su ángel"

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