Antes de partir en busca de la soledad sonora

Manda leches, pero dado cómo está el patio de este país, que no hay dios que lo entienda, el Náufrago ha decidido huir del mundanal ruido y tratar de ‘seguir la solitaria senda de los pocos sabios que en el mundo han sido’, que dijo el otro. No hay dios que entienda lo que está ocurriendo, porque está seguro que el mismo Dios de los obispos debe estar que trina con sus ‘representantes’ por lo torpes que están siendo. Pues no son poco avispaos los pepiños, los calderas , los moratinos y las delavega, para sacar partido de estas cosas. Ha venido el mismo Dios a visitarles, nunca mejor dicho,

Así que ha decidido olvidarse de todos ellos, de todo lo que huela a zafarrancho político, a mítines, promesas, insultos, y demás zipizapes electorales.¡Santo cielo cuánto desgaste inútil de palabreo! ¡Cuánto mangoneo! ¡Cuánto debate estéril y agotador! Y lo que es más admirable, que aún haya gente que le vaya esta marcha…!

Así que, para los cuatros días que le queden, ha decidido dedicarse a buscar su sosiego interior, gozar de lo que la vida le depara, que no es poco, tratar de leer, viajar, mirar, sentir, pensar, intentar encontrar ese ser profundo que nos habita y que con tanto jodío profeta, con tanto lelo suelto, tanto tilín de monedero, tanto euro que regalo o que ‘devuelvo’, no nos dejan vivir lo que de verdad importa.

Así que ahí les dejo. Les deseo la misma paz y sosiego que para Douce y servidor deseo. Ya les contaré lo que decubro. ¡Ciao!

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