Elogio de la chasca



El último retorno del Náufrago a los lugares donde pasó años de infancia y adolescencia ha desempolvado viejos recuerdos. Hablando con un antiguo profesor de aquel viejo curso llamado de ‘ingreso’, previo al bachillerato, surgió el nombre de un ‘instrumento pedagógico' de curioso nombre. Era la famosa ‘chasca’.Quizá fuera un artilugio que sólo utilizaran los maristas que en lo bueno y también en algo menos saludable, educaron a este Náufrago. Pero no será el habitante de esta isla quien hable aquí de esa segunda parte que a él sólo le afecta y le compete.

Volvamos pues al nostálgico aparato que es de lo que se trata. Como han visto ese nombre tan curioso de chasca, era casi onomatopéyico, porque ‘chasquidos’ eran lo que producía cuando el profesor lo accionaba. Era una especie de lenguaje ‘Morse’ a través del cual profesor y alumno se entendían sin malgastar palabras vanas. Todo un hallazgo.

Pero describamos el curioso instrumento 'mudo parlante'. Se trataba de un pequeño artefacto de madera formado por dos piezas unidas en su parte central. La pieza pequeña servía de palanca o lengüeta que al presionarse por un extremo hacía que el otro golpeara la madera y produjera el chasquido. El código del lenguaje chasquil era asimilado por los alumnos en los primeros días de clase. Por ejemplo, un golpe solo, podría servir para llamar la atención a toda la clase; dos golpes seguidos indicaban un error que el alumno debía corregir; tres golpes seguidos significaban que se debía volver atrás; dos golpes separados eran para hacer leer más lentamente; un golpe y la chasca apuntando al libro significaba deletrear; si se repetía la inclinación de la chasca, había que separar las sílabas con una pausa, etc. Pero aparte de esos usos era muy útil, cuando los alumnos, en corro en torno al profesor, iban contestando a sus preguntas e iban avanzando o retrocediendo según los errores y aciertos, indicados mediante la chasca

Si el Náufrago saca del desván de los recuerdos lo que es pura nostalgia, es porque considera que no es ninguna vieja antigualla. Sabe, porque conoce la realidad, que ante el guirigay que se oyen en algunas clases, tratar utilizar la vieja ‘signal’, que era el nombre original llegado de Francia, sería no una ‘chasca’, sino un gran chasco. No es más eficaz una clase en la que el profesor hable mucho , porque lo que importa es que tras breves explicaciones, los alumnos trabajen, y traten de asimilar lo explicado. Es cierto también que el tener que ‘gritar’ para ser escuchado, es causa de más de una afección de laringe y hasta de bajas laborales. Como es igualmente verdad, que no es mejor profesor el que más habla y cierto es también que hay pintorescos profesores que más que hablar de la Historia de la Revolución francesa o rusa, o de la Crisis industrial, hablan de otras ‘historias’ u otras ‘crisis’ que no están en el programa.

Leyendo algo sobre el porqué de este instrumento ‘ahorra palabras inútiles’, el Náufrago se topó con unas ‘instrucciones’ redactadas en francés y editadas en Bélgica, fechadas nada menos que en 1932. En uno de los apartados habla de la importancia que tiene un clima de silencio y atención en el aula y hacen una observación a los jóvenes profesores que pueden sentir la tentación de hablar en demasía. Dice así:

“L'habitude de trop parler en classe est le défaut qui nuit le plus aux jeunes Maîtres.
Au début, il devra parler peu, beaucoup veiller sur lui-même, afin de ne rien faire ou dire qui puisse le compromettre devant les enfants et les porter à lui refuser le respect et la soumission qu'ils lui doivent...

Le silence étant un des premiers et des plus sûrs moyens pour maintenir l'ordre dans une classe et pour assurer les progrès des élèves, il leur en recommandera particulièrement la pratique et les obligera à se servir du signal (la chasca) pour reprendre les enfants pendant les leçons et lorsqu'ils s'écartent de leur devoir, et à être courts et précis dans les avis qu'ils ont à donner... »

Pero en fin, el Náufrago que quería tan sólo hablar de una nostalgia, se ha puesto demasiado solemne y quizá ha incurrido en el defecto de la demasía y haya caído en su misma trampa. No por mucho escribir se entienden mejor las cosas que uno quisiera transmitir. ¡Qué chasco!

- “Lo breve, si breve: dos veces breve”. Sea todo en honor de la entrañable CHASCA.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
tambien servía para dar en la cabeza
Anónimo ha dicho que…
... Y como arma arrojadiza. Pero para eso estaban los pupitres que disponían de una tapa que se levantaba en caso de peligro...

Era sólo cuestuón de 'reflejos'
Anónimo ha dicho que…
Ay los HHMM... (si alguien me hubiese advertido antes)



Suena la chasca.
También contra el pupitre:
dejó señal.




Este haiku, a propósito de lo breve...

Un saludo de

Superviviente a pesar de todo.

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