Septiembre

Hoy, precisamente hoy, el Náufrago ha sentido que este septiembre es distinto de todos los septiembres que almacena en sus recuerdos. Por primera vez, desde que empezara a ponerse en marcha en él eso que llaman uso de razón o de las sinrazones, lo ha percibido de modo diferente. El verano ha dado paso, casi sin solución de continuidad, a un septiembre totalmente diferente de los vividos hasta ahora.

Miró el calendario: lunes, 24 de septiembre. No tiene que llenar la cartera de libros, listas, cuadernos, bolígrafos, rotuladores ‘cedés y artilugios semejantes. Tampoco ha habido que preocuparse de poner el despertador a ninguna hora. No sentía el cosquilleo que produce todo curso nuevo. Tampoco ha debido de responder a esa pregunta tan vana de “¿Qué tal las vacaciones”?

Por primera vez, después de muchos, muchos años no tiene que ir a clase. No le espera ningún racimo de ojos que le escrutan expectantes. Una extraña y sorprendente calma hacen de hoy un día de vacación y divagaciones. Sin embargo no sabe qué extraño masoquismo le llevó a pasar por delante del instituto donde había trabajado los últimos veinticinco años. Le inundaba la sensación de sentirse libre.

Le resultaba difícil definir la relación que aún le unía de manera extraña a aquella reja, aquellas ventanas, aquellas aulas, pasillos, profesores, alumnos que a esa hora estaban en clase. Extraña relación que ninguna de las dos partes, seguramente, echaba de menos y eso que mientras existió había puesto todo su empeño en la tarea. Aquel lazo estaba completamente roto. Definitivamente roto. Por su parte guardaría sólo el recuerdo de los mejores momentos para sentir la satisfacción apagada del recuerdo.

Pasaron, fugazmente, por la imaginación del Náufrago todas las horas, muchas, muchísimas,que había ido dejando por aquellos pasillos, en aquellas aulas, en aquel Salón de Actos, en aquella biblioteca, en aquel bar, en aquella sala de profesores cubierta de periódicos, anuncios, libros, cuadernos, bolsos... Si se detuviera un momento y las repasara, seguramente sentiría: satisfacciones, enfados, momentos de comunicación, cabreos, horas de espera o de aburrimiento, momentos plenos, perplejidades, indiferencias, gritos, sonrisas, carreras ... Pero nada de eso le invitaba a volver la vista atrás. Lo daba por concluido. Definitivamente terminado.

Ahora sólo pensaba en la nueva etapa que empezaba hoy, 24 de septiembre. Una nueva fase que se abría con nuevas perspectivas de muy distinta índole, disponiendo de todo el tiempo del mundo para dedicarselo a él. Estaba decidido a que sonara a nuevo, como si se tratara de la parte más importante de su vida. Y lo era. Todas las nuevas etapas son las más importantes porque están por hacer.

Un lunes, cuando “les fleurs portent déjà les couleurs de Septembre / Et l'on entend, de loin, s'annoncer les bateaux.”

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Y seguro q es una nueva etapa maravillosa, sólo tienes que disfrutárla.

Muak!
Anónimo ha dicho que…
"Le inundaba la sensación de sentirse libre".
¡BIEEEEN!.

Bicos
Anónimo ha dicho que…
Si nacimos para ser libres,o al menos parecerlo ¿Por qué se empeñan, por qué nos empeñamos, a veces, en amarrarnos?

No hay sensación más dignamente humana que la de poder ser uno mismo.

Besos para las dos, por vuestra cercanía.

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