ALZHEIMER

Alzheimer es una palabra que, al oírla, paraliza. En cierto modo ha reemplazado a la palabra ‘cáncer’ en su inexorabilidad de muerte interna, a quien la escucha en forma de diagnóstico de un ser querido. No conozco de cerca la enfermedad, su progresión, el deterioro que causa en la persona afectada y principalmente en las personas cercanas. Por esencia es una enfermedad ‘compartida’, aunque en todas las enfermedades participen pacientes y asistentes. Pero en ésta, si es demoledora para la persona que la padece, es doblemente dolorosa y destructiva para los que ‘conscientemente’ la sufren en forma de desconcierto, de impotencia, de angustia ante la ‘no consciencia’ de quien la sufre.

Sigo hablando de memoria, imaginando tan solo, sin vivir el día a día que destroza, que agota, que ahoga, que angustia. Nada hay más destructor que perder la conciencia de uno mismo, de vivir de recuerdos que ya ni siquiera sirven de nostalgia o de evocación de momentos felices. Ser cadáver en un cuerpo que es tan sólo un mecanismo, una máquina sin conductor, sin alma.

He buscado en el periódico que tenía entre manos, alguna página, alguna reflexión, alguna noticia sobre este “Día Alzheimer” y no he encontrado nada que aluda a todos los que la ‘padecen’ como sujetos ajenos a sí mismos o como acompañantes vivamente doloridos. He visto dobles páginas dedicadas a un “Pobre niño rico” que al parecer se llama Mourinho. Un señor muy ‘importante’, valorado en 38 millones de euros. Mucho más de lo que ha costado la T 4 renovada, por poner un ejemplo. A mí, estas cifras así, tan secas, tan lejanas, no caben en mi capacidad de cálculo y tengo que establecer extrañas relaciones. En el mismo periódico leo páginas y páginas sobre cómo se reparten los dineros en las distintas autonomías. Páginas dedicadas a banderas, a manifestaciones y reclamaciones de asesinos, a chicas Bond, a goles y puñetazos...Y ni una sola línea, un párrafo, un artículo, una página dedicada a la “enfermedad del futuro” tan actual para sus 800.000 presentes, multiplicados por dos, por tres y hasta por más asistentes.

Una sola noticia leo en otro periódico, donde alguien pregunta: “'¿Y TÚ QUIÉN ERES?'”. La respuesta es la sensibilidad de Antonio Mercero que trata de dar cuenta de “el dolor, el amor, el humor y la ternura que se encuentran mezclados y repartidos” por toda una película. Sólo este toque humano veo, cuando los políticos andan mirando dónde deben colocar la pasta que les ‘sobra’.

Quizá se han dado cuenta que esas 800.000 víctimas ya no saben lo que quiere decir ‘Votar’.

Comentarios

Entradas populares