Las neuronas ideológicas

¿HACIA DÓNDE MIRAN SUS NEURONAS... TIENEN MÁS DE UNA?

Ahora que se han ido los turistas, ha llegado el verano a Santander. Suele ocurrir en septiembre. Siento que se haya agostado o agotado este infame agosto meteorológicamente hablando, para aquellos que eligieron esta ciudad. Ahora ocupamos la playa cuatro gatos, casi todos en edad de merecer... No se sabe qué, pero meritorios . Uno de ellos me lo encontré esta mañana, ya de regreso a casa. Mi amigo se llama Eulogio Talante. Le vi feliz, parlanchín, crecido. Me contó que había ido al neurólogo para no sé qué asuntos y que de paso le había hecho un test para examinar cómo andaba su corteza cingular anterior . Como le vi embalado no me atreví a interrumpirle, porque Eulogio, haciendo honor a su nombre, tiene un piquito de oro, con clara inclinación a la verborrea .

Según su neurólogo, seguidor de un tal David Amodio, investigador americano de la Universidad de Nueva York (Niuyó, pronuncia él), su corteza cingular anterior señala al prototipo neurológico de una mentalidad tan ‘progresista’ como su apellido. Tras algunas preguntas sobre su comportamiento, mientras le ‘enchufaba’ el electroencefalógrafo, sobre si era hombre de rutinas, si hacía siempre el mismo recorrido al regreso del trabajo, cómo reaccionaba ante los obstáculos, si era mecánico en sus reacciones y otras cosas similares, había diagnosticado el tipo de neuronas que se gasta. El diagnóstico fue categórico.
-“Según la tesis del doctor Amodio – o sea el mono Amedio y yo, de los dibujos- y los resultados registrados en su encefalograma, usted es un hombre ‘progresista’, sensible a los estímulos que señalan la necesidad de abandonar los viejos hábitos y adoptar los cambios que sean necesarios para interiorizar la realidad y adaptarse a ella. Le felicito”.
Veía a mi amigo Eulogio exultante, feliz, contento con su corteza, (no confundir con corto, sino con parte exterior del cerebro) cingular anterior muy activa, signo inequívoco de su progresismo y su intención de voto. Nos despedimos y me quedé meditando en el invento amodiano.

Reflexioné sobre la experiencia que me había contado Eulogio y sobre cómo estaría mi asunto cingular, porque resulta que a veces soy rutinario y hay temporadas que invento, cambio, indago cómo hacer las mismas cosas de forma diferente. Por ejemplo, este verano he cambiado de playa muchas veces, algo que antes no hacía. Me iba todos los días a la misma cala. Me asaltó una duda nada metódica sobre si mi corteza anterior cingular fuera una pendulona. ¿Será que hay días que soy progre y otros un carca redomado?

La verdad es que las teorías del doctor Amodio o Amedio me han dejado hundido en la más honda de las perplejidades. Y ahora, ¿cómo sé yo a quién tengo que votar en marzo? Si me abstengo, ¿ es que tengo muy baja la cosa cingular? ¿Tendré que examinar mi corteza cingular posterior, el núcleo caudado, el putamen, mi tálamo, el cerebro medio, el hipocampo...?

¡Joder, con la ciencia!
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