...Pero, ¿la 'independencia' existe?
Están ahí, me están mirando. Me sonríen y su sonrisa se dirige hacia arriba, como si se miraran a Alguien, un Público quizá, del que yo formo parte. Supongo que es idea del A.D. (Art Director) o como coño se llame. Aunque en realidad sería mejor cambiar las letras de sitio para designar al director artístico, o el que entienda de mensaje subliminales.
O sea, que se ponen abajo, ‘pequeñitos’, para que yo les vea, aunque jóvenes todos, dos incipientes calvas. El Dire, informalmente cruzado de brazos, pone cara y barba de buen chico, parece tan ‘escolar’ como su apellido. Los demás, las dos ‘demás’, me reciben manos atrás, en los bolsillos, en jarras, piernas abiertamente informales. Es el equipo directivo del Público. Vamos, que puedo fiarme de estos chicos, que tan pocas ínfulas se dan. Ese parece ser el mensaje.
Si paso la página, veo once caras aún más jóvenes, casi todos con camisetas de variopintos colores, podría ser la alineación de cualquier equipo mixto, hay dos sonrientes chicas jóvenes entre nueve hombres con piedad . Ocupan el peldaño inferior a los anteriores, pero todos son ‘jefes’ o ‘responsables’ de algo: del deporte, de la economía, de la política, del diseño, del ‘mundo’... Los imagino, aunque jóvenes, suficientemente preparados, debidamente ‘masterizados’ en sus respectivos cometidos y responsabilidades. A vuelta de hoja, que sí la tiene, aparece el equipo de opinantes: redactores/as jefes/as y los que opinan dibujando muñequitos.
Así podría seguir mirando a los que redactan, a secas, a los documentalistas, a los ‘científicos’, los ‘culturales’, los ‘deportivos’, un amplísimo grupo - he contado hasta 24 (!) –, todos ellos sentados o tumbados por el suelo, como chicas y chicos desinhibidos y modernos. Cierran estas páginas de presentación del periódico los que se ocupan de la gestión, de la pasta, los negociantes, los que contratan y tratan de que el negocio marche.
Y detrás de estos chicos y chicas aparecen tan ‘casuals’, modernos y preparados para reñir la lid mediática... ¿quién o quienes - solos o en compañía de otros- están? ¿Por qué nunca el señor X da la cara , para decirnos qué es lo que realmente quiere de su ‘Público’, además, se supone, de ganar pasta, tratar de influir, extender sus enormes brazos de pulpo, manejar la opinión, las influencias, los chanchullos, los ‘quito y pongo’?
¿Quién o quiénes son los nuevos “Jesuses del Gran Poder” que tanta ‘prisa’ tienen por empezar a hincar el diente al pastel mediático? Debería/n aparecer en la portada. De este modo, podríamos creer realmente en las bellas palabras que todas las sirenas nos cantan:
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O sea, que se ponen abajo, ‘pequeñitos’, para que yo les vea, aunque jóvenes todos, dos incipientes calvas. El Dire, informalmente cruzado de brazos, pone cara y barba de buen chico, parece tan ‘escolar’ como su apellido. Los demás, las dos ‘demás’, me reciben manos atrás, en los bolsillos, en jarras, piernas abiertamente informales. Es el equipo directivo del Público. Vamos, que puedo fiarme de estos chicos, que tan pocas ínfulas se dan. Ese parece ser el mensaje.
Si paso la página, veo once caras aún más jóvenes, casi todos con camisetas de variopintos colores, podría ser la alineación de cualquier equipo mixto, hay dos sonrientes chicas jóvenes entre nueve hombres con piedad . Ocupan el peldaño inferior a los anteriores, pero todos son ‘jefes’ o ‘responsables’ de algo: del deporte, de la economía, de la política, del diseño, del ‘mundo’... Los imagino, aunque jóvenes, suficientemente preparados, debidamente ‘masterizados’ en sus respectivos cometidos y responsabilidades. A vuelta de hoja, que sí la tiene, aparece el equipo de opinantes: redactores/as jefes/as y los que opinan dibujando muñequitos.
Así podría seguir mirando a los que redactan, a secas, a los documentalistas, a los ‘científicos’, los ‘culturales’, los ‘deportivos’, un amplísimo grupo - he contado hasta 24 (!) –, todos ellos sentados o tumbados por el suelo, como chicas y chicos desinhibidos y modernos. Cierran estas páginas de presentación del periódico los que se ocupan de la gestión, de la pasta, los negociantes, los que contratan y tratan de que el negocio marche.
Y detrás de estos chicos y chicas aparecen tan ‘casuals’, modernos y preparados para reñir la lid mediática... ¿quién o quienes - solos o en compañía de otros- están? ¿Por qué nunca el señor X da la cara , para decirnos qué es lo que realmente quiere de su ‘Público’, además, se supone, de ganar pasta, tratar de influir, extender sus enormes brazos de pulpo, manejar la opinión, las influencias, los chanchullos, los ‘quito y pongo’?
¿Quién o quiénes son los nuevos “Jesuses del Gran Poder” que tanta ‘prisa’ tienen por empezar a hincar el diente al pastel mediático? Debería/n aparecer en la portada. De este modo, podríamos creer realmente en las bellas palabras que todas las sirenas nos cantan:
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“La primera obligación de un periódico es con sus lectores, no con los gobiernos, ni partidos, ni grupos de poder. Público pretende por encima de todo ser reflejo de un periodismo independiente, intermediario veraz entre los hechos y los lectores. Sin adoctrinamiento, pero con pasión" (¿ junto, o separado?) and ‘bla, bla, bla...No hay marioneta más conmovedora que la que ni siquiera ve, o no quiere ver, los hilos que manejan toda esta farsa. ¿También será éste periódico ‘independiente’ de la mañana? Sería mejor advertir a los lectores que todos, en mayor o menor grado, vivimos en un régimen de ‘independencia vigilada’. El Gran Hermano Mammón lo ve y lo dirige todo, hasta se mea de risa viendo a los ‘independientes’ bailando al son que toca.___________________
Comentarios
La mente más libre parece ser la que se esconde... o, como mucho, escribe un blog.
Saludos, hacía mucho que no venía por aquí.
Creo que el poder sospechar de los que se proclaman 'independientes' es el primer derecho que deben tener los lectores de cualquier medio.Es más, deberían ser los medios mismos los que les invitaran a ser críticos con lo que ellos manifiesten. 'Asomar la nariz en los medios' no es garantía de verdades absolutas. En todo caso serán sus verdades, tan válidas como las posibles sospechas de sus lectores.
Las mentes realmente libres ni siquiera necesitan escribir en un blog. Los que, sin tratar de esconderse, expresan su particular parecer en un blog, a lo más que pueden aspirar es a ser alguien "suigeneris", que es la única libertad que pueden atribuirse.Ser, a su manera.
Hacía...¡buffff! muchísimo tiempo, que no tenía el gusto de leer reflexiones que siempre me parecieron oportunas cuando las leía sentado al borde de una carretera. En un "Arcén".
Pero eso es otra historia.
Un saludo