Impresiones matinales

MALA, MELA, POMA, POMME, MAZÁ, MANZANA

Últimamente el Náufrago madruga bastante. No es que tenga tareas urgentes que atender, sino simplemente que se despierta temprano. Escuchar la radio, la verdad que le aburre un poco. Todas se parecen, todas hablan de lo mismo, además lo repiten varias veces. Entonces, lo más sano es regalarse con un baño, sin prisas, hacer sus abluciones, mientras mil ideas y sensaciones rondan por su cabeza como mariposas alteradas por la luz e ir tomando nota de algunas de ellas. Las ‘fija’ en el primer papel que encuentra a mano. Una manera de empezar a darles cierta forma.

Hoy, a la hora del desayuno y coger una manzana, le llamó la atención una pequeña etiqueta ovalada en la que se veía una mariquita con sus antenas desplegadas, un valle rodeado de montañas y esta inscripción: “Mela Alto Adige igp- Südtirol”. Esta manzana llegada desde tan lejos al frutero, con nombres tan nobles y turísticos hizo que la imaginación volandera del Náufrago dotara a la ‘mela’ de una cierta distinción y aristocracia. Cada una de las palabras de la etiqueta traían a su mente ideas y sensaciones muy diferentes.

Ver la palabra ‘mela’ le hizo recordar los viejos latinajos con que el profesor quería bromear con sus alumnos que no encontraban nada divertida la lengua de Cicerón, César o Salustio. ¿Quién de los que estudiaron aquel latín no se encontró con la frase trampa: “ Mater tua mala burra est”. Hasta cualquier chico ‘logse’, encontraría una traducción espontánea tildando a “su madre de mala burra”. Traducción políticamente incorrecta, absolutamente ‘incívica’ y profesoralmente suspendible. Pero la frasecita que el hermano Dámaso proponía a sus alumnos en aquel segundo o tercero de bachillerato era para pasarles por las narices que ‘mala’, no es lo que parece, sino ‘manzana’, que ‘est’ tendría que figurar en su cuaderno de análisis de esta forma:

-“Est: 3ª. pers. sing. pres. ind. Verb: edo is. edere. edi, essum” y que ‘burra’ no tenía nada que ver con los asnos, sino con ‘podrido’. De esta forma la frasecita quedaría en: “Tu madre come manzanas podridas”, cosa que tampoco tiene demasiado sentido sino el de dejar en evidencia la ignorancia del alumno y la pedantería del profe.

Así que la ‘mela’ italiana, es la ‘mala’ del latín que corrió distintas vicisitudes cuando a César y compañía les dio por hacer una ‘excursión’, estilo Bush, por los países del Mediterráneo. Parece ser que los soldados, mercaderes y meretrices que se sumaban al séquito invasor llamaban a esa fruta “poma” y los franceses se quedaron con la ‘pomme d’Adam’, los asturianos con su ‘pomarada’, y los catalanes también se quedaron con la poma en la mano. A los castellanos y gallegos nos dejaron las ‘manzanas’ y mazás: “del lat. Mattiāna [mala], una especie de manzanas” , según el DRAE.

¡Hay que ver lo que da de sí una etiqueta! Por no hablar ya si a uno no le da por acercarse al Valle de Venosta, en el sureño Tirol, perdido entre los Alpes suizos e italianos . Entonces la manzana se convierte en una tentación paradisíaca.

Todo eso provocó la pequeña etiqueta pegada en las manzanas del frutero. Luego, al abrirla y darle el primer mordisco, todo aquel embrujo se vino abajo. Mucho Valle, mucho Tirol, mucha ‘mela’... pero aquello más que mela, era muy mala. O por mejor decir una manzana sin sabor, arrancada del árbol, vete tú a saber cuándo, guardada en cualquier camión frigorífico que a su vez dejó las melas en cualquier almacén de cualquier supermercado. Todo muy bonito por fuera y sin sabor alguno por dentro.

¿Vivimos un mundo de bellas apariencias y de las insípidas realidades? ¿Cuántas melas sin sabor alguno nos comemos cada día?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me da corte corregirte pero en gallego manzana es "mazá".

Bicos
Douce ha dicho que…
Pues te lo agradezco doblemente. Primero,por enseñarme la palabra correcta y en segundo lugar, por hacer una cosa que te ha dado corte hacer: corregir.

Gracias doblemente,

Un beso fuerte:-)

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