El libro del té

Pues sienta bien que los hijos nos descubran cosas que ignorábamos... ¡Ignoramos tantas, afortunadamente! Lo digo, porque hasta ayer nada sabía de Okakura Kakuzo hasta que vi un libro sobre la mesa de mi hijo y empecé a ojearlo. Es un libro que se lee fácilmente y nos descubre un modo de ver la vida que los occidentales, tan presuntuosos, hemos desdeñado o nadie nos ha enseñado a descubrir, tan pagados como estamos – bueno, algunos ni eso – de nuestra cultura grecolatina y nuestra moralidad judeocristiana. “El libro del té” que es el título de este librito me está abriendo a ese mundo, a esa visión estética de la vida.
“Antes de convertirse en una bebida, et té fue una medicina. En la China, en el siglo VIII, penetró en el reino de la poesía como una forma de distracción elegante. En el siglo XV, el Japón lo ennobleció convirtiéndolo en una religión estética, el teísmo. El teísmo es un culto basado en la adoración de lo bello en medio de los hechos sórdidos de la existencia cotidiana. Inculca la pureza y la armonía, el misterio de la caridad mutua, el romanticismo del orden social. Es esencialmente un culto a lo Imperfecto, ya que es un delicado intento de realizar algo posible en esa cosa imposib1e que conocemos como la vida. (“El libro del té” . Okakura Kakuzo)

Así que con su permiso, antes de retirarme, me tomaré una taza de té, mientras aprendo algo de los Maestros de este arte y a lo mejor se lo cuento.

Nota : En el habla cotidiana japonesa para referirse al hombre que se muestra insensible al melodrama de la vida se dice “carece de té”, y de los ‘demasiado’ (?) sensibles se dice que tienen “demasiado té”. Yo no les doy más el ‘té”

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mi madre y yo compartimos mucho en eso de descubrirnos muchas veces libros, nos pasa mucho el "Te tengo que dejar..." y que la otra ya se lo haya comprado o leído.

Pero claro, primero fue ella la que me descubrió los libros a mi, y ahora soy yo la que generalmente le va por delante... (O eso pienso)
Con el de "El poder del ahora" de Eckhar Tolle y algún otro.

La mejor anécdota fue una noche, estábamos durmiendo juntas, estabamos leyendo, se para me mira y exclama ¡Pues yo no sé por qué dicén que tienen el síndrome de Diógenes a los que acumulan la basura! ¡Si era un filósofo muy bueno!

Le respondí, lacónicamente, con este deje que usamos los padres con los hijos: Porque vivía en un barril.

No se lo podía creer. Pues en realidad yo lo sabía por un libro que nos compraron de pequeñitos a mis hermanos y a mi.

Besotes
Douce ha dicho que…
Es un buen lazo de unión que además de por otros estemos unidos por los libros y compartamos gustos que por ley de vida suelen ser distintos, aunque a veces coincidamos.

Gracias, 'Gato Féxis':-)
Douce ha dicho que…
Félix!

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