De viejas jarchas

EL RECUERDO DE UNAS VOCES QUE CANTARON LIBERTADES

¡Qué culpa tengo yo de haber nacido temprano y aprender tan tarde que la vida no es de inocentes sino de los que van de espabilados. ¿He dicho ‘aprender’? pero si aún no me he enterado. Sigo balanceándome entre el ensueño de la inocencia y el más realista de los pesimismos, una extraña pareja que se dan la mano. La primera me sirve para seguir idealizando y pensar que aún se puede ir desnudo de maldades por la vida, la otra me impide que me dé el cacharrazo. Quizá porque me prohibieron casi todo, puedo soñar que todo se me debe y aspirar a ello caminando por el pasillo estrecho de normas que alguien trazó y soñando el más amplio de los campos.

Quizá por eso , sin saber cómo, ha vuelto a mi mente esta música y esta letra, que me sabe a ‘nuevos tiempos’, a aire más libre, en la equidistancia entre viejos temores y un futuro que se abría joven. Hoy, este país de democracia de dientes retorcidos, me parece mucho más viejo. Pero a lo mejor soy yo el que ha envejecido, aunque no creo que tanto como los que nos gobiernan.

La copla que esta en mi boca
a punto de ser del viento
qué lejos de aquella copla
que estaba en mi pensamiento.

La copla que imaginé un día
poder cantar de una vez
tal como yo la sentía
tal como yo la soñé


Esta pena que vive aquí en mi pecho
ya más que pena manda como un deseo
y es que desea dejar de ser deseo para ser pena

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