Las razones de escribir

¿Por qué hay personas que escriben? ¿Por qué sienten la necesidad de expresarse de este modo? Supongo que cada 'escribiente', para distinguirlo de 'escritor' -búsquense ustedes la diferencia que les parezca entre ambos términos - podría enunciar decenas de razones. Pero una de ellas , vital, además de tratar de crear un mundo propio y hacer de él partícipes a los demás que lo deseen, es la necesidad de ex-presar (lt:ex-primo) echar fuera lo que está 'represado dentro', en francés han tomado la voz del infinitivo de ese verbo latino ('exprimer), nuestra lengua desde el participio. Es lo que hace el exprimidor, sacar el jugo, lo más íntimo, que las frutas llevan dentro.

¿Cuándo surge esa necesidad? Algunos llaman a eso 'inspiración', como si alguien 'soplara' lo que hay que decir, y no es cierto, no hay inspiración que valga. En primer lugar tiene que haber una estado de alerta interior, un estado de necesidad que puede ser provocado por mil causas que sirven como detonante para expresarnos, puede ser un acontecimiento, una idea fugaz que debemos apresar antes de que desaparezca, un hecho ínfimo, una flor, un perro, una mirada, el vuelo de un pájaro, una lectura...

Últimamente, me rodean varios libros de temáticas dispares y salto de uno al otro en razón del capricho o del estado de ánimo. Voy desde una reflexión parafilosófica, a un poema, a una novela o un ensayo. Al que siempre acudo cuando quiero relajarme , ya lo he dicho aquí, es a "La tournée de Dios" de Jardiel Poncela, que alterno con Benedetti, Fromm, Miguel Hernández o Ellis o la lectura de cualquier periódico.

La 'novela' de Jardiel - no soy crítico literario ni sé muy bien los elementos que hacen una novela, porque hay quien se fija en la trama, quién en el lenguaje, otros en las ideas, o en la construcción interna de los personajes - está llena de hallazgos, chisporrotea de imaginagión, permite una lectura a saltos, que es lo que a mí me gusta, incluye novedades de lectura gráfica, y encierra una idea esencial en torno a Dios y la imagen de Dios que los humanos nos hacemos que termina en el Gran Fracaso de Dios que se despide de su tournée por la tierra, Solo,en una estación de Atocha vacía, subiéndose a un vagón solitario, que no tiene estación de 'vuelta' a un destino indeterminado ... El reloj marca las 8'45. Para darle la bienvenida/despedida, el revisor Eladio Simancas, un hombre de 'carácter':

- ¿Qué ? ¿Ya de vuelta?
- Ya , es la respuesta indulgente del Ser Supremo.

Pues esta novela, la última que distintas 'necesidades' le impulsaron a escribir, había recibido la 'inspiración' cuatro años antes, una noche de verano, en la cumbres de la Fuenfría, en la Sierra de Guadarrama, mientras un Enrique herido emocionalmente, pelaba patatas junto a una tienda de campaña, y un pequeño fuego iluminaba su cara...

Y así cuenta este principio .

"Ideé este libro una noche cualquiera de verano, mientras el búho emulsionaba el aire con sus alas y lo ametrallaba con sus gritos lúgubres; mientras el girino corría sus últimas regatas...; mientras el vencejo iba ya, como una saeta, a guarecerse y mientras el murciélago - trapecista del día y avión de la noche- extendía sus bracitos membranosos descolgándose de la madriguera para lanzarse al rápido viraje nutritivo..."

Este hermoso comienzo lleno de lirismo e imaginativas metáforas sirven para 'ex-presar' un corazón dolorido por un reciente desengaño amoroso. La evocación de los ruídos de los habitantes de la noche le sirven de bálsamo en la oscuridad que el vacío amoroso ha producido en su alma.

La 'inspiación' nace de la necesidad de vaciarse y aliviarse de lo que está 'represado'.Es como abrir una espita, elevar las compuertas que retienen los sentimientos , las emociones, las ganas de sentirnos creadores de un mundo a nuestra medida que pueda servir , quizás, también a otros.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
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