Empieza mi temporada de baños. DOUCE

Voy a tomar yo las riendas de este carro porque si no, este náufrago lleva esta nave a la deriva, hablando todo el santo día de encuestas, eslóganes, elecciones y pamplinas similares de las que el personal empieza a estar hasta más arriba del coco. Mis comentarios son mucho más directos, en un lenguaje menos avinagrado y más faldicorto. Yo hablo simplemente de los ‘eventos consuetudinarios que acontecen en nuestras rúas’, paseos, playas o alamedas.

Por ejemplo, puedo dar cuenta de que hoy hemos inaugurado mi papá y yo, nuestra temporada de baños. Poco a poco la arena va cubriendo las rocas que aún conforman ‘nuestra’ playa y ya puede una darse revolcones de gozo y tener a disposición más metros cuadrados para mis trotes. Esta es la época en que todavía los bañistas no se atreven a congelarse sus ‘congelos’ y los perritos somos los amos y dueños de la cala.

Mi papá, entre dudas metódicas e impulsos casi suicidas, hizo una primera inspección térmica con pies y piernas sin profundizar demasiado, tobillos, pantorrillas... y poco más, y salió convencido de que aquellas aguas no marcaban los 15º. Esa fue la primera incursión exploratoria. Yo mientras tanto contemplaba cómo un congénere mío entraba y salía del agua en busca de un palo que su dueña ladinamente lanzaba al agua. Desde la envidia y el desdén, yo sólo metía mis patas y las olas apenas rozaban mi barriga, porque la cosa no estaba para bromas.

En un arrebato, veo que mi papá se cala las gafas de bucear y entre decidido y ‘acongojado’, se mete de nuevo en el agua. No puedo adivinar exactamente los motivos de este súbito, entre decidido y medroso, arrebato. Quizá por hacer una chulería ante las dueñas de mi amigo, quizá por presumir de haber tomado el primer baño de la temporada un 21 de abril en el Cantábrico o porque este hombre toma a veces las decisiones más imprevisibles en los momentos más impensados. Sea como fuere, se pegó dos chapuzones y no aguantó ni cinco minutos en el agua. Salió muy ufano de su hazaña, pero yo sé que estaba disimulando el frío que había pasado en sus intimidades.

De todos modos para mí es una buena noticia porque me da en mi trufa que este año la temporada de baño será más larga. Al volver inspeccionamos las obras del estanque que aún no ha recibido a todos sus desalojados inquilinos, mis amigos los patos y las patas. Sólo dos cisnes trazaban sus rutas entre las cristalinas aguas. (Bueno, esta última y socorrida licencia poética era para dar un poco de tono al deshabitado estanque).

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Querida becaria,
Dile al "catedrático" que no se pase con esos arrebatos, que cuide un poco de sus "remos delanteros", no vayan a darle algún disgusto.
Ya comprendemos que puede dejar impresionadas a algunas dueñas con semejantes alardes pero, ¿y si aparte de congelarse sus santos "congelos" le hubiera dado un pasmo en sus alturas que le llevaran a otras bajuras más peligrosas?

Bueno, seguramente ésto lo digo porque me han crecido varios centímetros los dientes, de pura envidia.

Que lo disfrutéis.
Anónimo ha dicho que…
No te preocupes, que lo tengo vigilado.

Sus "remos superiores" no están tan mal y también les conviene que los ejercite un poco. Su 'chulería' la mantiene controlada. Además ya sabe él que no está para 'roscas'.

La que más disfruto soy yo, aunque vuelvo a casa para ir directamente al baño. A ver si me compra una toalla y no lleno la casa de porquerías playeras.

Un beso
Anónimo ha dicho que…
Julio, eres un cielo y tienes mucha vida interior, y una imaginación prodigiosa. Sueles decir cosas acertadas que me ayudan mucho.
Anónimo ha dicho que…
Gracias, "gatín". Estás invitada a un café con croissant, a 2'20 Euros

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