La vuelta al trabajo (tripalium/trebejo/trabajo)

Pues sí , como todo el mundo sabe la palabra trabajo tiene su origen en el término del bajo latín, “tripalium” ,que servía para denominar aquel especial instrumento de tortura, formado por tres palos, a los que se sujetaba a determinados condenados, para hacérselas pasar canutas. Como una cruz, pero por triplicado. Ahora , parece ser que las torturas pueden tener hasta forma de sillones de diseño, aire libre y frío para uso de fumadores, cadenas de montaje, andamios a la intemperie, o aulas (jaulas) con aves de cuidado.

Se han acabado las vacaciones. No lo digo con tristeza porque tengo un tripalio que me gusta, o al menos así me lo creo. Es un trabajo que me hace pensar en crear, en estar ocupado, activo, algo que necesito. Me sigue aportando, de momento, más satisfacciones que momentos enojosos o estresantes. Me siento más bien afortunado. El esfuerzo que invierto en preparar clases, buscar actividades que resulten más o menos entretenidas y si puede ser provechosas, resulta compensado cuando veo los resultados.

Sin embargo, confieso, que la vuelta al trabajo también supone sujeción, pérdida de la libertad de que he gozado en estos días vacacionales, para distribuir mi tiempo como me viniera en gana. Vacación, tiene mucho que ver con la capacidad de vacar, vagar, vaguear, vagabundear, ... cosas todas ellas muy sanas. (Creo que este cuaderno también notará esta falta de tiempo para zanganear en lo que me gusta). Esta es sobre todo, y no es poco, la sensación de la que nos priva el trabajo, aunque nos proporcione otras. Nos recuerda el eco de aquellas viejas palabras que resonaron como un trueno en el Edén : la voz enfadada de un Dios que se creía desobedecido, y decretaba con su dedo el primer despido de la historia, si apelación posible.

- “Ganareis el pan con el sudor de vuestra frente” ( Faltó decir , "¡a la puta calle!" Pero no dijo, con ocho horas diarias, eso se lo han sacado de la manga)

Luego , lo peor, es que nosotros hemos añadido al “pan”, las cigalas, la casa, los móviles, las vacaciones en la nieve, las comilonas y las cenas, la segunda residencia, el segundo coche y otras fruslerías, como vestidos, complementos y un sinfín de cosas más, que nos ligan a “tripalios” realmente agotadores, extenuantes.

Y así andamos, amargados a veces, por sentirnos atrapados a los palos a los que nosotros mismos nos hemos atado, incapaces de poder desasirnos. Y los hay, que ni siquiera tienen un palo al que sujetarse, ¡que ése sí que es un trabajo!

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Dirección de la foto: ssevillano.free.fr/galeries_anarchisme_et_atheisme_8/pages/tripalium.htm

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hubo un tiempo, en realidad no tan lejano, en el que a mí tampoco me importaba demasiado reincorporarme a mi trabajo.
Un montón de circunstancias han conseguido que, en los últimos tiempos, a mi modo de ganarme el sustento le cuadre mejor ese apelativo,"tripalium", que todo el mundo, menos yo, parece saber que es el origen de la palabra trabajo ;D

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