"El concepto es el concepto"

Sobre relaciones personales


Esta mañana, tomando café en la cafetería de la estación, me encontré con un amigo, sí, ¡otro!, experto en relaciones personales. Hacía tiempo que no nos veíamos y estuvimos hablando de nuestras cosas, de los viejos tiempos universitarios por las calles salmantinas. Al final , evocando recuerdos y personas , los “¿Qué ha sido de.... fulanito o fulanita?”, de sus familias , vinimos a dar en la cuestión de las relaciones personales o sobre las posibilidades de intervenir o tratar los conflictos que pueden surgir en relaciones de pareja, familia o amigos...

Le escuché atentamente porque me parecía que decía cosas sensatas, útiles, en un lenguaje sencillo. Anoté cuidadosamente algunas reflexiones suyas, con las que estoy de acuerdo, y que al oírlas, me parecían que no siempre tenemos en cuenta en nuestra comunicación diaria.

- Mira, me dijo, e insistía mucho en ello, lo más importante en la comunicación es saber escuchar, escuchar con todo, con los oídos, con el corazón, con los ojos, con el cerebro, y tratar de abrirnos a entender lo que quieren decirnos , más allá de las palabras que oímos. Porque a veces las palabras no expresan exactamente lo que las personas queremos decir en realidad. Y añadía: los seres humanos tenemos la tendencia de escuchar con ganas de hablar de nosotros mismos, de nuestra historia, según nuestros paradigmas.

Si se trata de varios debemos escuchar y tratar de entender todos los puntos de vista, procurando no mezclarnos con los nuestros, tratando de ser objetivos. Es la única manera de poder abrir nuevos caminos y no dar vueltas siempre en torno a “nuestros”, cada uno los suyos, puntos de vista.

Si hemos escuchado bien, entonces podemos exponer y tratar de hacer comprender nuestros puntos de vista y solicitar, si es posible, que hagan lo mismo que hemos intentado hacer nosotros. Si lo hacemos con respeto, claridad, es posible que consigamos la confianza suficiente para que nos escuchen y reflexionen sobre sus propias propuestas o criterios. Si obramos así, si separamos lo que dicen y lo que en realidad pretenden comunicar: sus resentimientos, sus deudas no atendidas como ellos deseaban, en fin, las cosas que sienten y que no siempre acierta a expresar de la manera debida, nos ganaremos su confianza y cambiarán el tono y estarán más abiertos a las opiniones de los demás.

Yo le escuchaba atentamente, y corroboraba interiormente su aserto. No hacía más que confirmar lo que yo, de manera más desordenada , tenía en mi cabeza. Y confieso que, después de haber acudido últimamente a expertos que no me sacaban del todo de mis dudas, por fin había encontrado uno que me ayudaba a ordenar el “conceto” , como decía el personaje de Manquiñas en la película “Airbag”: “ el conceto, es el conceto”.... “Y vamos a llevarnos bien, o si no va a haber una ondonada de hostias”.

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