El intérprete del silencio

A veces, cuando no logro entender bien algunas cosas, o sea
a menudo, echo mano de alguno de mis amigos especialistas en distintas materias. Hoy he recurrido a un amigo exégeta, intérprete, especializado en la interpretación del silencio, de los silencios.

- “Oye, le he preguntado, ¿cómo se pueden interpretar los silencios?”. Me ha mirado un momento, ha esbozado una sonrisa, ha hecho una pequeña pausa antes de contestarme y luego ha respondido.

- “Me haces una de las preguntas más difíciles de contestar, interpreta el silencio. Todo un abanico de respuestas puede desplegarse ante una pregunta como ésa". Y siguió diciéndome:

“ Hay tantos silencios como circunstancias, personas, situaciones o problemas que se presentan en la vida. En realidad, el silencio, es principalmente, una cuestión dual, el que calla y el que pregunta. El silente no suelta palabra, a veces ni mira, no hay gesto que desvele su secreto.

Es verdad que hay silencios elocuentes, que no necesitan de palabras, porque ambos se entienden y las palabras estorbarían. Son silencios compartidos, generalmente tranquilos, plenos. Yo los llamaría silencios “sonoros”, si me permites la palabra, auténticos diálogos mudos. Es el mejor de los silencios o, si prefieres, el mejor diálogo sin palabras.

Pero está claro, que no todos los silencios son así. Y me imagino que es a los que te refieres. A ellos aludía cuando afirmaba que están abiertos a todo tipo de respuestas. Y normalmente, es el propio escuchante el que debe imaginar las respuestas, ante el silencio del no parlante. Y se fabrica sus propias respuestas:

- “ No ha oído”
- “ Está esperando a encontrar la respuesta adecuada”
- “ Se siente muy mal, y no acierta a hablar.
- “ ( Es que no me ha oído)”, se repite.
- “ Tiene miedo a hacer daño si contesta”
- “ Hay cosas más importantes que atender”
- “ No cree que merezca la pena molestarse en responder”
- “ No hay nada que decir”
- “ Siente que el silencio es la mejor manera de tener al expectante en vilo”
- “ Prefiere que quede flotando la ambigüedad y la duda”
- “ (¿Ha oído? ¿No ha oído?") Prefiere que el que espera la respuesta, escoja él mismo la que más le guste.

A veces uno cree tener amigos expertos, que le podrían ayudar un poco, pero lo único que hacen, es abrir más el campo de sus dudas. ¿No es hora ya de que cada cual vaya aprendiendo a responderse, a encontrar las respuestas a sus propias preguntas? También tiene derecho a equivocarse ¿Quién es el que de verdad sabe interpretar el silencio? El secreto lo guarda, celosamente, el que calla.

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