La chica de los dos pastores belgas

Esta mañana me dio por dar una pequeña vuelta por el claustro de la catedral. Eran horas muy tempranas y la luz apenas se colaba por entre las columnas de aquel rectángulo. Cuando ya salía , después del breve paseo, me llamó la atención contemplar una pequeña escena que me entretuvo un rato. Una chica joven , con un vestido largo, oscuro, sujetaba a dos perros a los que tenía sujetos por la misma traílla. No soy experto en razas de perros , pero por la pinta parecían dos pastores belgas, de hermoso pelo negro brillante, la cabeza bien cincelada, ojos marrones, oscuros y morro alargado. El primero, luego supe que se llamaba Yang , estaba sentado mirando fijamente a la joven dama, como dispuesto a adivinar su menor deseo y seguirla. El otro, al que llamaba Yinn, tenía la cara triste, como si estuviera acomplejado y descontento consigo mismo, como abatido, el morro pegado al suelo y la mirada perdida.

La joven dama indicó a ambos, tirando del lazo común que los ataba, que era la hora de reanudar el paseo. Yang se levantó enseguida sin perder a su dueña con la mirada, parecía decirle, (algo pelota), “ Estoy listo, vamos dónde tú quieras, ya sabes que siempre hago lo me mandas”. Yinn seguía con su hocico pegado a las losas del claustro, no parecía tener muchas ganas de moverse, se sentía incapaz de andar, le apetecía quedarse, así, ensimismado. Por supuesto estas dos reacciones provocaron en el ánimo de la joven damita sentimientos distintos. Mientras sentía la satisfacción y hasta cierto orgullo por la “obediencia” de Yang, le producía una cierta irritación y descontento la supuesta “rebeldía” del yacente Yinn, que por más que tiraba de la liza seguía terne. Empezaban a cansarle un poco sus “rarezas”, por más paciencia que trataba de tener con él, y hasta alguna vez le había pasado por la cabeza, no hacer ya más caso de sus tonterías.

Su leve sensación de cabreo le impedía entender el lenguaje de Yinn que trataba de explicarle de ese modo las razones(?) de su “desobediencia”. No acertaba a comprender lo que le quería decir, que debía ser algo así como:

“ Mira, joven dueña mía, lo que en estos momentos necesito, ya sé que te exijo quizá demasiado, es que me ayudes a entender lo que yo mismo no entiendo de mí, de mi comportamiento. Sé que no soy un perro fácil de comprender, a veces envidio a ese presumido de Yang, por el que no sé si siento admiración o menosprecio, por pelota. No sé, pero hay momentos como ahora, que estoy descontento de mí, que me veo mas “negro” de lo que en realidad sé que soy, que no me quiero bien del todo, y entonces necesito que no te enfades conmigo , porque me siento peor. Ya sé que normalmente me entiendes, no me quejo, pero a veces, cuando me ves así ,oso, es decir "me atrevo", a recordártelo, sabiendo que lo entiendes mejor que yo.”

La chica , por supuesto, comprendió, había aprendido a conocer muy bien el comportamiento a veces extraño de Yinn. Le acarició , una vez más, su negra cabeza y Yinn empezó lentamente a levantarse y prosiguieron el paseo. Yang caminaba deprisa , el gesto erguido, muy satisfecho de sí mismo, orgulloso de ser tan “obediente” y nada conflictivo, miraba con gesto de superioridad a Yinn que caminaba más lentamente, aparentemente menos orgulloso, pero en el fondo satisfecho de haber podido hablar con su dueña y ver que , una vez más , le había entendido y se sentía contenta de haber servido a Yinn, que caminaba ahora con el paso mucho más suelto.

Esto que he contado aquí, por supuesto, no ha sucedido realmente. Yo no he estado esta mañana en ningún claustro, ¡Con el frío que hace! Nada se me había perdido allí. Queda claro que yo no he visto hoy a esa chica del vestido largo , ni a sus dos pastores belgas. Sí es verdad que la conozco porque me he cruzado con ella más veces, tirando de esos dos hermosos perros negros. (¿O sí he estado, y lo he visto todo?) Sea realidad , o no, yo sé que esta mañana, al despertarme, he visto esa imagen , que se me apareció, como un flash que duró apenas unos segundos, y luego desapareció. Y me apeteció contarlo.

¿Quiere decir, que escéptico como soy sobre esas cosas, estoy aprendiendo a ver “visiones”? De todos modos, les aconsejo que no me hagan mucho caso.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Bastante mejor ahora, si. Aunque no hacía falta retirar al oso, solo "conjuncionarle" un poco.(¡Qué palabrejo me acabo de inventar!)
Pero revisa, con cuidado y sin prisas, la última frase :)

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