Mañana sabatina…

¡Y YO EN CASA!
By DOUCE

Hay mañanas de sábado que el Náufrago sale de casa como de puntillas, para que yo no me entere. Normalmente, cuando le veo que se prepara para salir, me pongo en la puerta en actitud de espera. Hoy se ha marchado sin llevarme. Él piensa que yo no me doy cuenta, pero sé, cuando le veo cámara en mano, que prefiere ir a su bola, sobre todo si va al centro de la ciudad y conmigo se siente más atado. No porque el vaya ‘atado’, sino porque no le dejo actuar a su gusto. Luego, al venir, me cuenta todo y me enseña lo que ha ‘pescado’ con su cámara.

Al parecer hoy iba a ver una exposición y resulta que todavía no se había inaugurado. En su lugar se encontró un montón de cosas que no se esperaba: personas tumbadas en el suelo retorciéndose de dolor mientras voluntarios de la Cruz Roja trataban de cuidar su brazo que debía habérselo partido al caerse de la moto. Tumbada en el césped del jardín, atendían a una mujer que al parecer había tenido un desmayo. Algo más lejos, tres voluntarios improvisaban unas angarillas para un hombre que yacía inconssciente en el suelo. También me habló de otro grupo que paseaban con unos perros… Luego me explicó que se trataba de 350 voluntarios de la Cruz Roja que hacían distintas pruebas con motivo de la fase nacional de Primeros Auxilios.

Me enseñó también otras fotos del muelle y de un grupo de peregrinos ingleses que acababan de desembarcar en el puerto para preparar su ruta hacia Santiago de Compostela y me pidió que le ayudara a ordenar estas últimas fotos. Y aquí me tienen dando el callo y echando una pata al señorito, que sin mí no sabe hacer nada. Bueno, sólo un poco, tampoco vamos a exagerar. Pero algún pegote tengo que echarme

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