El sueño de Douce

Esta mañana, al levantarse, el Náufrago encontró a Douce acurrucada en su rincón preferido. Parecía, si no triste, algo preocupada.

-¿Qué te pasa, Douce? Un ‘nada’ escueto y elusivo fue la respuesta. No es normal verla así, por lo que el Náufrago tuvo que echar mano de todos sus recursos de psicología canina para lograr que Douce saliera de su mutismo. Decidió esperar un poco, acariciarla, hacerle unas carantoñas para que rompiera su silencio. Cuando el Náufrago intuyó que el horno ya estaba preparado para bollos, insistió de nuevo:

- Sé que te pasa algo. Algo que te cuesta decir y me gustaría saberlo, para no quedarme preocupado. Ahora la respuesta fue un “Sí’, tímido y bajito, seguido de un…pero no es nada importante”.

- Todo lo que te pasa a ti, es muy importante para mí. Lo sabes. Así que me gustaría que me lo contases. Nos sentiremos los dos mejor.

- “Es una bobada, mía”.

- “Tus ‘bobadas’, me interesan muchísimo.”

- Pues verás. Esta noche he soñado que reñías a los chicos, porque no hacían más que gastar, dedicarse a las salidas, a comprar esto y lo otro, acostumbrase a mesa puesta, que no tienen idea de lo que se gasta en esta casa, que no colaboran con su esfuerzo, su trabajo y su ayuda, que…

- ¡Alto ahí! Esa historia no sé si es un sueño o una realidad y no vamos a discutir sobre eso ahora. Tú no tienes nada que ver en ello.

- Pues sí, he pensado que yo también tengo parte en el asunto. Yo también estoy aquí, a cuenco puesto, tengo mis caprichos en la comida, gasto dinero en ir a la peluquería, en golosinas, pelotas, huesos y otros juguetes… Cuando voy al ‘vete’ nos sopla un pastón. Además, a veces, os pido que me saquéis de paseo por necesidades urgentes, a horas intempestivas. Cuando me pongo mimosa, no me canso de pediros caricias u os invito a que juguéis conmigo…

- Vale, ya veo lo mucho que ‘molestas en esta casa’. Te voy a pedir un favor: no pienses como si fueras un humano de esos que se comen el coco con no sé qué problemas. Y eso sí, que no es lo tuyo. Sigue siendo perrita, a secas. Y ahora, prourando no extenderme, te voy a decir algo de lo que tú aportas, por si no lo sabes. Tu sola presencia es el mejor sedante que existe en esta casa. Sólo con mirarte proporcionas paz y sosiego. Contigo es imposible enfadarse, y si haces algo ‘malo’, como ladrar a destiempo, con un "¡Douce, no!" , es suficiente. Sirves de mediadora entre nosotros, y cuando alguien tiene un problema con los demás, tú eres su consolador y sabes escucharle. Sacarte de paseo, no es ningún problema, al contario, es la única forma de hacer que algunos abandonemos el sillón y salgamos a disfrutar del aire fresco o del sol, y de paso estirar las piernas. Si pides caricias, además de ser un gusto acariciarte, un ‘ya basta’ es suficiente para terminar la ceremonia, porque eres insaciable, pero no te enfadas, simplemente cambias de postura…

NUNCA, y lo digo en letras grandes, NUNCA has protestado por nada. ¿Quieres que siga…?

- No, creo que te has pasado un poco en los elogios. Me basta con eso. Me quedo más tranquila, ya me ha subido un montón mi autoestima. Gracias

Comentarios

José María ha dicho que…
Buenas noches, Julio y Douce.

Navegando por la Red, vine a dar con esta noticia, y bueno, me acordé de vosotros, y pensé que os gustaría leerla. Me permito dejaros el enlace:

http://thechive.com/2009/11/this-dog-could-use-a-hero-10-photos/

La verdad, habida cuenta de cómo está todo, da gusto irse a la cama tras leer cosas como ésta.

Un abrazo,

José María
Douce ha dicho que…
Hola, José Mª

Nos ha gustado mucho esa historia que nos invitaste a conocer. Hemos seguido con mucho interés la aventura de BiBI, Sue y Raden.

Tienes razón, que conocer historias como éstas hace sentirnos mejor, sabiendo que hay personas como Raden.

Yo, como perrita me he sentido muy orgullosa del coraje de Bibi y la generosidad de su salvador.

Gracias y un abrazo

Entradas populares