Almudena

YO SOY LA ‘OTRA’

Este ‘curso’, por razones especiales, el Náufrago se ha incorporado a sus ‘clases’ algo más tarde. El número de sus ‘alumnas’ ha aumentado un poco, al incorporarse al curso cuatro más. Sus alumnas, ya han doblado casi todas las cincuenta primaveras. Se han apuntado a las clases por el simple placer de seguir aprendiendo. Ojalá todas las aulas estuvieran repletas de alumnos interesados y de profesores que dan clase por el simple placer de seguir aprendiendo.

Al incorporarse a un curso de idioma ya empezado el año anterior, es lógico que los nuevos, a esa edad, vengan con diferentes niveles. La mayoría quieren recordar y poner al día lo que hace años estudiaron. Al reanudar el curso, tratándose de un idioma, el profesor preguntó, sin test ninguno, cuál era más o menos su nivel y sus expectativas. De las cuatro ‘nuevas’, una de ellas se había apuntado sin tener conocimiento alguno del idioma, las demás, quien más quien menos, tenían una base. Algunas excelente. El profesor explicó a la ‘debutante’ que comprobara lo que se hacía en clase y que libremente, decidiera si le convenía seguir o apuntarse a otras de las actividades que ofrece el centro.

Almudena, pongamos que sea el nombre. Estuvo atenta la hora y media que duraba la clase. Se podía ver, perdón, se pudo ver más tarde, que su actitud, su semblante, era de quien resiste por no molestar a los demás. A veces somos así, preferimos molestarnos a causar problemas a otros. No todos. Terminada la clase, el profesor recordó a las ‘nuevas’ que eran libres de seguir o escoger otra opción que respondiera a sus deseos.

En la sesión siguiente, estaban de nuevo todas. Antes de empezar, Almudena, sonriente, con una cara mucho más distendida, como si fuera otra, indicó al profesor que renunciaba y optaría por otra actividad. El profesor nada tenía que objetar, al contrario, sentía ganas de felicitarla porque ahora era ‘ella’. Una Almudena cambiada, liberada de una situación que había aguantado durante una hora y media, como si ella fuera un bicho raro. Esa sensación es comprensible. A veces nos desconocemos a nosotros mismos, cuando nos encontramos en una situación donde nos sentimos extraños.

Sólo ver la expresión de la ‘otra’ Almudena, liberada, valía la pena de aquel comienzo de clase.
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Nota. Ni la foto, ni el nombre de la protagonista tienen que ver con la histroria.

Comentarios

Sylvia Otero ha dicho que…
Espero algún día poder convertirme en la "otra" Sylvia.

Besos,

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