A bordo del Alakrana
EL PATRÓN HABLA
El otro día hablaba el Náufrago del enigma ‘Alakrana’, y se refería a los diferentes implicados en el asunto y algunas de las opiniones que se habían expuesto en torno al barco asaltado.
Hoy, el Náufrago, ha querido olvidarse de todo aquello, para subirse a bordo y seguir el día a día, en el diario/conversación del patrón del Alakrana, Ricardo Blach. Su relato es una descripción de un mundo que ni siquiera imaginamos, cuando el ser humano ha perdido, en no sé que aberraciones, todo lo que puede sentir un hombre. Un mundo donde todo es desprecio, tortura, rapiña, violación, miseria moral, crueldad, trato inmisericorde. Un mundo difícil de imaginar si no es contado acto a acto, día a día, sostenido solamente por la luz lejana e indecisa de la palabra esperanza.
Hablar de violaciones, de hambre, de humillaciones, de soledad de niñas, de llamadas telefónicas de muerte, de locuras, de noches frías pasadas a la intemperie... Cada día una sorpresa, cada día un temor, cada día una amenaza… Ni una hora de sueño, perdido el apetito, atados a un mensaje a una voz amiga, asidos a una esperanza que zozobra.
‘Oír’ este 'diario', es escuchar la voz de otro mundo donde el hombre es peor que la peor fiera. Es meditar por un momento, hasta que la rutina diaria nos vaya borrando poco a poco la huella de esta emoción, que nuestra vida por difícil que fuere, nunca ha llegado a esos límites. Allí donde la vida sólo pende de un gesto de alguien habitado por una loca alucinación.Esta reflexión no se acerca ni siquiera un ápice a la realidad a la que se ha asomado.
El otro día hablaba el Náufrago del enigma ‘Alakrana’, y se refería a los diferentes implicados en el asunto y algunas de las opiniones que se habían expuesto en torno al barco asaltado.Hoy, el Náufrago, ha querido olvidarse de todo aquello, para subirse a bordo y seguir el día a día, en el diario/conversación del patrón del Alakrana, Ricardo Blach. Su relato es una descripción de un mundo que ni siquiera imaginamos, cuando el ser humano ha perdido, en no sé que aberraciones, todo lo que puede sentir un hombre. Un mundo donde todo es desprecio, tortura, rapiña, violación, miseria moral, crueldad, trato inmisericorde. Un mundo difícil de imaginar si no es contado acto a acto, día a día, sostenido solamente por la luz lejana e indecisa de la palabra esperanza.
Hablar de violaciones, de hambre, de humillaciones, de soledad de niñas, de llamadas telefónicas de muerte, de locuras, de noches frías pasadas a la intemperie... Cada día una sorpresa, cada día un temor, cada día una amenaza… Ni una hora de sueño, perdido el apetito, atados a un mensaje a una voz amiga, asidos a una esperanza que zozobra.
‘Oír’ este 'diario', es escuchar la voz de otro mundo donde el hombre es peor que la peor fiera. Es meditar por un momento, hasta que la rutina diaria nos vaya borrando poco a poco la huella de esta emoción, que nuestra vida por difícil que fuere, nunca ha llegado a esos límites. Allí donde la vida sólo pende de un gesto de alguien habitado por una loca alucinación.Esta reflexión no se acerca ni siquiera un ápice a la realidad a la que se ha asomado.
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