Desde Marbella hasta Mallorca

‘IMPERTINENCIAS’ VERANIEGAS

En llegando este mes de agosto, parece que también los ‘primeros espadas’ del periodismo se ponen las chanclas y las bermudas, o cogen los palos de golf y por la noche frecuentan las ‘buenas compañías’ para llenar las alforjas de la información y poder afrontar los otoños que nos esperan. Hay ‘primeros espadas’ que cambian el capote de brega por el del paseíllo y nos pasean por los sitios chic desde Marbella hasta Mallorca. También saltan al ruedo de la crónica y el chismorreo los subalternos que hacen lo que pueden, faenas de puro aliño. Se nota que les faltan ‘tablas’ o simplemente que carecen del arte de los maestros. Cuando el Náufrago habla de ‘primeros espadas’ se refiere principalmente a los llamados ‘columnistas’, o estilitas de la pluma, los toques culturales y pinceladas filosóficas.

El Náufrago ha hablado alguna vez en este blog de sus debilidades por la prosa, directa y clara de Carmen Rigalt como ‘Testigo impertinente’ de lo que ocurre alrededor o en los alrededores de ella misma. Es una prosa natural, cuidada, sin inútiles citas literarias, con el lenguaje de la calle adecuadamente utilizado y sensibilidad de mujer. Esta es la Carmen que el Náufrago lee fielmente todos los jueves, sin embargo no le gustan – los gustos y disgustos no dejan de ser cosas muy personales – sus ‘impertinencias’ veraniegas. (Lo de ‘impertinencia’ simplemente hace alusión al título general que ampara sus artículos “Testigo impertinente”)

Comprendo que es difícil escribir a diario reflexiones personales en verano, sobre todo si el encargo del jefe es que ‘cubra’ la información de esos ‘ghettos’ de vanidades que acogen a esa tribu con olor a salitre, cuerpos bronceados, yates, fiestas, noches de cava y rosas, soledades y amoríos de verano. La Carmen que escribe esto no me interesa, o mejor no me interesa lo que cuenta. No tengo interés si la Princesa de turno usa ‘letizios’ (zapatos altos’) o ‘manoletinas’, si la Reina está en el bautizo de Arístides, o aterriza con ‘el pecho sembrado de collares y cadenas, cruces y amuletos’. Tampoco despierta la curiosidad del Náufrago si hay o no rumores que Felipe y Letizia están en crisis o hacen causa común frente a la Familia. Me importan un bledo el ‘secreto encanto’ de un tal Paquirrín, los líos de mamá Pantoja o si Bimbe Bosé, a quien no tengo el gusto de… se une a las regatas. ¡Ah, las regatas! ¿Cómo se puede vivir sin un yate?

Francamente el Náufrago no sabe a quién puede interesar esas peripecias, salvo a los del club “mallorca-marbellí’ que Dionisos, Apolo, Afrodita o Neptuno acojan en su seno. Lo siento, Carmen, ‘Rigalt’, y no la de Mérimée, a un náufrago le traen al pairo esas ‘impertinencias’, por no decir que le dan ganas de…

A ver si termina agosto, y nos vemos a la vuelta.