Cabo Mayor

LAS CRÓNICAS VERANIEGAS DE DOUCE

Bendigo los días en que Febo se muestra perezoso y no despliega todo su esplendor. En esos casos yo estoy a la expectativa, rogando a los dioses canes que hagan que mi papá desista de ir a la playa y opte por algún paseo. Hoy los dioses se mostraron benévolos y me escucharon porque mi papá decidió darse un paseo por los alrededores de Cabo Mayor.

A mi me gustan estos paseos porque puedo correr a pata suelta, oler, revolcarme, subir, bajar, jugar con mis amigos. Nos encontramos con gente de todas las clases, parejas que paseaban solas o con sus perros, familias que se dirigían hacia el faro o bordeaban la costa y hasta había gente que aprovechaba la serenidad del mar y del paisaje para practicar el Tai Chi.

Yo disfrutaba corriendo, revolcándome en la hierba, encontrando nuevos amigos, algunos muy grandes que me asustaban un poco y otros diminutos como un chiguagua que tenía miedo de mí y se escondía entre las piernas de su amo. Ha sido una mañana chipén, de las que a mí me gustan. Yo dejaba que mi papá sacara sus fotos y hay que ver qué gustos más raros tiene a veces. Pero en esos asuntos yo no me meto. No me conviene. Mientras me saque de paseo…

Comentarios

Entradas populares